Miguel Trillo, el fotógrafo que ha retratado mejor que nadie la cultura de las tribus urbanas en España, desde la aparición de los punks hasta las bandas latinas del siglo XXI, nunca tuvo especial interés por el fútbol. "Me eduqué en la universidad de los años 70, en un ambiente marxista por el que el fútbol era el opio que impedía que las clases trabajadoras despertaran. También, me acuerdo del Mundial de 1982. La gente a la que retrataba se había pasado a la indiferencia, un poco a la ironía... En esa época, yo tenía la sensación de que lo normal era que no te interesara el fútbol si estabas en la música y en la literatura", explica Trillo en la semana de la cuarta Eurocopa de la Selección Española masculina de Fútbol.
"Algunos skins sí que estaban en grupos ultras y algunos heavies también, ahora que lo pienso. Unos eran del Madrid y otros del Atlético... Y muchos mods eran futboleros por influencia británica", cuenta Trillo. "Encontré una foto que hice de una celebración en Cibeles, creo que en 1986 o 1987, pero no recuerdo que es lo que se celebraba".
Ese hilo casi secreto en la historia de la contracultura española es el que lleva hasta el domingo pasado, el día en el que la victoria de Berlín despertó el apetito del fotógrafo gaditano (1953). Trillo se echó a la calle para hacer el mismo tipo de fotos que ha hecho durante años en las puertas de las discotecas al mismo tipo de jóvenes. Sólo que ahora aparecen abanderados y con camisetas rojas, copias o auténticas, en vez de vestidos de parkas o de cuero raver. "La gente se parece mucho, sí. La chica del pelo con trenzas es igual que el público que encuentras en las sesiones de trap, sólo que, como está en una fiesta de la Selección Española, la relacionamos con Isabel Aaiún, con la cantante de Potro salvaje".
Trillo, en realidad, ya se fue a hacer fotos en los festejos de la victoria en semifinales contra Francia e hizo una cuarta salida futbolera en la visita a Cibeles del lunes pasado. "No han sido salidas en las que hubiera tensión. En general, yo no he buscado nunca las situaciones de tensión, me veo como un retratista, casi un fotógrafo de cámara y necesito que haya un momento de serenidad, de mirada frontal, un momento de reflexión de la persona con su imagen... Por eso necesito hablar con ellas antes de la foto, aunque sea todo rápido. Sin las palabras no existirían mis imágenes. Me veo como un fotógrafo de cercanía, un fotoactivista del ocio".
En las fotografías futboleras de Trillo está el mismo tema que en todos sus retratos: la tensión en la que se debaten los jóvenes fotografiados entre querer ser iguales a sus semejantes y su instinto de diferenciarse. "Como había mucha uniformidad, tanta gente vestida de rojo, tanta gente con banderas, había que buscar lo individual con más atención, pero los signos estaban".
La peluca al estilo Cucurella, las trenzas de Potra Salvaje, la bandera española atada a la cintura, las Adidas blancas y las gafas de sol con marcos de colores... Esos son, también, los equivalentes de las chupas y las parkas de los viejos tiempos. Quien tenga añoranza, puede buscar en la exposición que Trillo muestra este verano en el Museo Nacional de Antropología. Se llama exactamente así: Chupas y parkas.