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Estados Unidos se lamía aún las heridas de la Segunda Guerra Mundial cuando una chica cualquiera se convirtió en la obsesión nacional, en la protagonista de un misterio que nunca se resolvió, que probablemente nunca lo hará, pero que sigue muy vivo en el imaginario colectivo. El 15 de enero de 1947 irrumpió en la Historia el cuerpo mutilado de Elizabeth Short, una chica de 22 años sin nada reseñable en su biografía hasta que murió. Hasta que la mataron, mejor dicho. Y de qué manera.
El torso apareció en la cuneta de un barrio cualquiera de clase media en Los Ángeles a unos 30 centímetros de las piernas y la pelvis. Tenía los brazos extendidos sobre la cabeza y presentaba cortes en un muslo, en los pechos y en el vientre. En el cuello, las muñecas y los tobillos había marcas de cuerdas. El rostro estaba desfigurado a golpes y le habían rajado una sonrisa macabra en las mejillas.
Alguien descubrió que a la joven Beth, que había cruzado el país en busca del prometido sueño americano como tantas otras, la llamaban la Dalia Negra por su peculiar forma de vestir.
Ya tenía nombre.
Había nacido una leyenda, un asesinato que se sigue negando a morir.

"Pueden convertir la muerte en entretenimiento"
«Sin darme cuenta, yo también caí en la madriguera del conejo». Beatriz García Guirado, periodista y escritora barcelonesa, buscaba inspiración para una novela negra y terminó perpetrando un libro raro, rarísimo, a medio camino entre el diario y el ensayo, entre el género epistolar y la crónica periodística, uno en el que la realidad y la ficción siempre están en duda. Como en el caso que la había fascinado.
Antes que nada, advertiremos que La chica muerta favorita de todos (Libros del KO) no resuelve el crimen de la Dalia Negra. Ni siquiera esboza una teoría, otra más, sobre lo que pudo pasarle a aquella pobre chica. No. García Guirado no ha encontrado al asesino que despedazó su cuerpo aunque sí ha identificado a algunos de los que se alimentaron de su carne inerte y reescribieron una y mil veces su historia. Que la mataron una y otra vez.
«No fue la novia de América, sino su desahogo. La cosificación extrema de una víctima a cuyo alrededor se ha creado un parque temático que tiene en las redes su propia montaña rusa», escribe la autora. «David Lynch decía que este es uno de esos misterios que hacen soñar», apunta por videollamada. «Caray, es muy surrealista que el asesinato de una mujer termine convertido en eso, ¿no?».
Define Google a Beatriz García Guirado como «exponente de la literatura extraña». Confirma ella que, efectivamente, le va lo weird. En sus novelas hay personas que reciben iluminaciones divinas, que hablan con ángeles de la muerte, hay gente que comete crímenes sin saber que los está cometiendo y sobre todo, hay un juego con la identidad. «Los personajes se van transformando en la medida en que lo van pensando, que es un poco lo que ocurre a nivel inconsciente con todos nosotros», explica, y se sacude la etiqueta: «Es, simplemente, mi forma de ver el mundo». Con estos mimbres, no es raro que su último libro nazca de un ghosting.
"No fue la novia de América, sino su desahogo. La cosificación extrema"
A lo largo de casi 80 años, la Dalia Negra ha sido, en palabras de la autora, «el juguete intelectual de un montón de detectives aficionados». Uno de ellos se convertiría en su gran obsesión. Larry Harnisch, ex editor y corrector en el LA Times, desembarcó también en el caso queriendo inspirarse para una novela negra. «Todos llegamos por lo mismo». Era 1997 y recopiló tanta información que se propuso escribir un libro. La obra nunca se ha materializado, pero él se ha convertido en una gran estrella de internet. «Es un personaje quijotesco, un tipo con camisa hawaiana que se graba hablando con una caja parlante llena de documentos y poniendo a parir a los otros investigadores, pero que tiene un fin noble: liberar a la Dalia Negra del mito que, de alguna forma, la mata de forma repetitiva con diferentes asesinos», explica la escritora catalana. Había encontrado por fin un enfoque para su propia obra: seguir a Larry mientras resuelve el caso.
Temazo.
Hasta que le dio plantón pocos días antes de volar a Los Ángeles.
«Fue una gran decepción, claro, pero luego me di cuenta de que esto era justo lo que pasaba con la Dalia Negra, una historia en la que la ficción se ha comido la realidad donde todo el mundo reinterpreta la escena de un crimen en el que la víctima se ha convertido en una especie de muñeca pepona de las fantasías detectivescas de un montón de tipos». Así que se plantó en Los Ángeles y fue plasmando sus reflexiones en cartas para Larry. Cartas que él nunca leería, claro.
Ahora sí, temazo.
De todas las grandes teorías en torno a quién mató a Beth Short se queda García Guirado con las más surrealistas. Gana a excéntrica la de Steve Hodel, un ex policía que encontró una foto entre las cosas de su padre muerto y acabó publicando ocho volúmenes en los que no sólo le atribuía esta muerte sino que lo convertía poco menos que en el gran asesino en serie de la Historia de EEUU. Y ojo, que no es el único que ha recurrido al complejo de Edipo en sus especulaciones. Hace años que la policía tiene orden de no atender llamadas relacionadas con el caso. Son todos pirados.
«Dime quién te mató y yo vuelvo a matarte imaginando que soy él», resume el asunto la autora. «Estos tíos, porque la mayoría son tíos, necesitan dar a la víctima una identidad que la relacione con el asesino. Por eso, en casi todas las teorías ella es una tía fácil que acaba siendo la novia de un gángster o metida en la prostitución», explica, «y mientras unos la revisten de una identidad de puta, otros la quieren salvar y, en cambio, le atribuyen una identidad virginal, incluso aseguran que tenía una vagina demasiado pequeña, infantil, que la impedía tener relaciones sexuales. Es absurdo».
"Estos tíos, porque la mayoría son tíos, necesitan dar a la víctima una identidad que la relacione con el asesino"
La escritora barcelonesa se plantó en Los Ángeles acompañada de la fotógrafa Diana Rangel e, imbuida de esa imagen glamurosa que nos han vendido, se encontró un parque de atracciones de la Dalia Negra bastante cutre y poblado por zombis del fentanilo. «Cuando visitamos el lugar en el que encontraron el cuerpo nos vimos, de repente, en un barrio residencial con vecinos regando sus setos y mirándonos como a dos frikis», recuerda. «Los estadounidenses no tienen tanta Historia como los europeos y eso los convierte en storytellers natos. Incluso sus propios crímenes los convierten en Historia».
¿Y en la vieja España, podría suceder algo así? «Nuestra Dalia Negra es, para mí, el caso Alcàsser», afirma sin atisbo de duda. «Sin embargo, los americanos han hecho del mito un negocio rentable. A nosotros nos parece impensable hacer un tour turístico por los escenarios del asesinato de aquellas tres adolescentes. Tampoco se nos ocurriría escribir novelas ficcionando su vida como hizo James Ellroy».
Beatriz García Guirado llegó al caso de la Dalia Negra para escribir una novela negra y terminó publicando un ensayo sociológico con tintes feministas. ¿Y Larry? ¿Qué pasaría si el libro llegara a sus manos? «Hay dos posibilidades», expone la autora. «O se la suda o termino convertida en su archienemiga. Prefiero no saberlo».
La chica muerta favorita de todos
Editorial Libros del KO. 288 páginas. 22,90 euros. Puede comprarlo aquí