ESPAÑA
Inmigración

Balance de la inmigración en 2024: la ruta canaria en récord mientras la de Meloni cae un 58%

Con más de 46.500 entradas por las islas, el tope de llegadas a España tocó techo el año pasado

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El 2024 se estrenó con un colapso en Canarias. En enero, llegaron a sus costas 7.270 migrantes, un 1.184% más que un año antes. En 30 días ya habían entrado de forma irregular más personas que en los seis primeros meses de 2023 (7.213). Sin embargo, lo que entonces parecía una excepción acabaría siendo el preámbulo de la crisis migratoria que se avecinaba en los siguientes meses: las islas ya habían superado el récord anual a un mes de acabar el año.

La ruta africana occidental ha registrado un aumento desenfrenado hasta el punto de aproximarse a la del Mediterráneo central. Pero en la comparativa está la noticia. Mientras el Gobierno de Giorgia Meloni frenaba las entradas a Italia un 58% -de 157.651 a 66.317 en 12 meses-, en Canarias se toca techo con más de 46.000 personas en situación irregular.

«Los flujos migratorios son como un río, el agua siempre fluye. Si tú lo bloqueas, el agua se empantana y fluye por otro sitio, siempre encuentra su camino», explica José Bautista, director e investigador de la Fundación Por Causa, ONG especializada en migraciones, relacionando el descenso y aumento de ambas rutas.

La llegada de más de 41.425 inmigrantes hasta el mes de noviembre marcó el récord histórico en Canarias, superando las cifras totales registradas en 2023 (39.910) y dejando atrás el anterior alcanzado durante la crisis de los cayucos en 2006 (31.678). El impacto en el archipiélago resulta de tan dimensión que empuja a España en su totalidad a un nuevo registro histórico tras el goteo desenfrenado de casi 2.000 nuevas personas que llegaron durante Navidad.

Las cifras de 2024 son similares a las de la crisis de los cayucos de 2006

A falta de la estadística oficial, que se publica hoy, EL MUNDO ya ha contabilizado 63.224, en el rango del tope histórico de 2018, cuando se anotaron 64.298 llegadas irregulares. Seis años atrás, la diferencia la marcaban las llegadas a la Península, que en la suma con Baleares dejaban 54.703, con sólo 1.307 en Canarias, donde ahora se sitúa lo excepcional, con 46.570, 6.660 más que en 2023 y un abismo más allá del célebre año de los cayucos, en 2006.

La situación desbordó al cabildo insular hace meses y salpicó de forma directa al Ejecutivo central, hasta convertirse en conflicto político nacional. Fernando Clavijo, el presidente autonómico, ha insistido en la distribución obligatoria entre comunidades de los más de 5.812 menores migrantes no acompañados, computados hasta diciembre por el Gobierno canario. Esta propuesta la acabó apoyando y reclamando el presidente ceutí, el popular Juan Vivas, cuando vio que la ciudad autónoma colapsaba también por las entradas de migrantes a nado, aumentando un 118,6% respecto al año anterior.

La secuela política fue la ruptura gubernamental de los cinco gobiernos autonómicos de PP y Vox, provocada por la formación política de Santiago Abascal por el reparto 347 menores de forma voluntaria.

Frente a esta dramática situación, en verano el Ejecutivo central intentó implementar medidas que ayudasen a paliar el impacto que estaba viviendo el archipiélago canario. En julio, cuando las cifras ya alcanzaban las 29.031 llegadas en España, el Congreso votó la reforma del artículo 35 de la Ley de Extranjería con el fin de distribuir a los menores migrantes no acompañados entre todas las comunidades autónomas, tras el colapso de los centros de acogida de Canarias y Ceuta. Rechazada con 177 votos en contra (PP, Vox y Junts), la negociación entró en vía muerta. Y así sigue.

El contraste entre España e Italia lleva a repasar las iniciativas gubernamentales en ambos lados. A finales de agosto, Pedro Sánchez viajó por segunda vez en seis meses a Mauritania, país de donde parten la mayoría de las embarcaciones de los últimos meses. Después del colapso, en febrero, el presidente del Gobierno y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ya habían visitado el país africano con el objetivo del desarrollo del hidrógeno verde, la estabilidad en el Sahel y la migración irregular, entregando ayudas superiores a 500 millones de euros.

Mauritania, Gambia y Senegal, principales países de procedencia

Pero el resultado fue tan discreto que hubo una reedición en verano. En este segundo viaje gubernamental, sin compañía institucional adicional, se añadieron dos nuevas paradas: Gambia y Senegal -tres de las principales nacionalidades de los migrantes que llegan en cayuco a Canarias- para intentar poner solución a la crisis migratoria. El presidente del Gobierno anunció entonces su propuesta de «migración circular»: formar a personas en los países de origen para que acudan a España a cubrir la mano de obra y regresen a sus destinos al acabar. Esas ideas apenas han ralentizado el ritmo.

El goteo a nivel nacional sumaba ya 60.216 llegadas hasta mediados de diciembre. Y esa cifra apunta las responsabilidades. Porque mientras la ruta canaria crecía de forma descontrolada hasta las 46.570 personas estimadas, un 16,7% más que en 2023 (39.910), según el balance de EL MUNDO basado en datos proporcionados por la Delegación del Gobierno en Canarias y el recuento propio de las últimas llegadas de cayucos, el Gobierno de Meloni ha logrado frenar el flujo migratorio de Italia, con 91.000 entradas menos a través del mar que en 2023 (157.651), reduciendo un 58% hasta las 66.317 llegadas por vía marítima hasta el 31 de diciembre publicadas por el Ministerio de Interior italiano.

Un inmigrante se recupera tras ser rescatado en la costa de Haría, cerca de los Jameos del Agua (Lanzarote).
Un inmigrante se recupera tras ser rescatado en la costa de Haría, cerca de los Jameos del Agua (Lanzarote).Adriel PerdomoEfe

De Lampedusa a El Hierro

Si la pequeña isla italiana de Lampedusa, con apenas 6.000 habitantes, fue la protagonista de la dramática crisis migratoria en Europa durante septiembre de 2023, cuando en dos días llegaron más inmigrantes (7.000) que los locales que residían, su homóloga canaria lo ha sido este 2024: El Hierro, con un censo de algo más de 11.500 personas, recibió hasta 14.000 migrantes hasta el noveno mes del año, colapsando sus servicios insulares.

La saturación era tal que los servicios sanitarios solicitaron un contenedor de frío para poder preservar los cadáveres de los fallecidos, después de que el tanatorio de La Frontera copase su capacidad tras uno de los episodios más dramáticos del año: hasta 63 personas fallecieron en mitad del Océano Atlántico tras un naufragio y sólo lograron rescatar nueve cuerpos. Tras este suceso, el Gobierno canario instaló seis cámaras frigoríficas para que albergasen de forma temporal los cuerpos de inmigrantes que llegasen sin vida o falleciesen en la isla.

Los expertos señalan que las situaciones de guerras, yihadismo o desestabilización política en la franja del Sahel son las causas principales de las llegadas irregulares a través del mar a Canarias. Sin embargo, también apuntan de forma directa a que el flujo de la ruta mediterránea central está virando a la africana occidental por las medidas restrictivas de estos países. Hasta ahora, los inmigrantes llegaban mayoritariamente a Europa por Grecia e Italia y ahora por Canarias, que ha pasado de registrar 22.316 llegadas en 2021 a 39.910 en 2023 y al menos 46.570 en 2024.

A Canarias han llegado más de 5.800 menores no acompañados

Pero que los migrantes no lleguen no quiere decir que no salgan. «Ya ocurrió hace años cuando el bruto de los migrantes entraba por Grecia, hasta que estos hicieron pactos con Turquía para frenar la inmigración» explica Francisco Durán, coordinador del Doctorado en Estudios Migratorios en la Universidad de Granada.

El flujo griego se vio frenado y viró a la ruta del Mediterráneo central: «Italia tuvo un repunte muy fuerte de llegadas irregulares a partir de 2017 porque precisamente se cerró la ruta oriental», explica Bautista. A partir del 2021 la travesía italiana vio un incremento desmesurado en sus llegadas: pasaron de 67.477 personas a 105.131 en 2022, año en el que Meloni fue elegida presidenta del país. Las llegadas continuaron en aumento hasta las 157.651 en 2023, un 49,9% más que el año anterior. Este 2024 llegó la caída. «Por eso, en el momento en que el Gobierno italiano, la Unión Europea y Frontex cierran o recrudecen esta ruta, los flujos migratorios se van más hacia el oeste y por este motivo ahora vemos un repunte en las Islas Canarias», añade este investigador.

De Sánchez a Meloni

En octubre de 2024, el Gobierno de Meloni adoptó la decisión de sacar a sus inmigrantes irregulares con la deportación a Albania de 16 personas a dos centros instalados en el país balcánico, considerado como «país seguro» por el Ejecutivo italiano. «Lo que Italia pretendía es una externalización de la migración como la que está consiguiendo Grecia», apunta Durán. En noviembre, esta decisión se vio anulada hasta en dos ocasiones por el Tribunal de Roma bajo el argumento de que viola las leyes de la Unión Europea, lo que ha provocado que el Tribunal de Justicia de la UE estudie la viabilidad del modelo migratorio italiano por no contemplar la Carta de los Derechos Humanos. En el caso de España, una medida así no está en la agenda del Gobierno y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha rehuido valorarla.

«Los flujos migratorios siempre buscan por donde salir», dicen desde la ONG Por Causa

En paralelo, la UE ha aprobado la reforma del Pacto sobre Migración y Asilo, pero no entrará en vigor hasta 2026. Una de sus medidas es que terceros países catalogados como «seguros» alojen a migrantes irregulares que lleguen a Europa, mientras se gestiona su solicitud de asilo. A cambio, se pagaría un importe económico al país correspondiente. «Esto aún no está en vigor, pero Italia se ha inspirado en esta medida y ha hecho pactos bilaterales con Albania. No le está dando una cantidad de dinero por persona refugiada, pero sí está manteniendo los centros de acogida en el país africano», explica Cecilia Estrada, investigadora del Instituto de Migraciones de la Universidad Pontificia de Comillas.

A esto se le suman acuerdos que tiene Italia con Libia y Túnez para que estos gobiernos controlen las fronteras y eviten la salida de cayucos a través del Plan Mattei: la ejecución de varios proyectos sociales financiados con 5.500 millones en los países africanos de la zona. A cambio, éstos vigilarían sus fronteras y evitarían la salida de sus ciudadanos con destino europeo.

Las víctimas mortales ascienden 9.757 en todo el año

Más allá de estas medidas, Bautista indica que lo que realmente está haciendo Meloni es, de alguna manera, «armar, equipar y entrenar a las milicias libias que controlan el país con el apoyo de Frontex que sobrevuela las aguas de Libia para que les faciliten información cuando avisten una embarcación con migrantes». «Éstas acuden a bordo de una fragata italiana, los retienen y llevan de vuelta al continente africano para ingresarlos en cárceles pagadas por la Unión Europea e Italia», sentencia.

De Libia a Mauritania

A juicio de los expertos, lo que hacen Italia y España se aproxima. «Italia hace pactos con Libia y España, con Marruecos, Mauritania y Senegal», aclara Bautista. «A Marruecos se le da cada vez más dinero para que controle la frontera [en 2023 Moncloa anunció que doblaría la financiación en empresas marroquíes de 400 a 800 millones para la inversión en renovables o innovación], pero no siempre lo hace, porque actúa conforme a sus intereses políticos y esto se refleja en el número de llegadas», señala Durán. La brecha para España aún está en la relación con Mauritania, el origen de la mayoría de llegadas en un año de punto de inflexión.

Aunque bien es cierto que tras el verano la ruta experimentó una ralentización en el número de llegadas, ésta se vio frenada por el goteo continuo y desenfrenado de noviembre y diciembre. La incógnita sobre si los viajes de Sánchez y la inyección económica en los países africanos -el Gobierno actuó como reacción más que con anticipación- lograrán frenar las llegadas sigue abierta. «No sabemos cómo se materializará. Tendremos que esperar para comprobar si estos acuerdos tendrán un impacto real», concluye Estrada. Mientras tanto, la ruta canaria cierra su 30 aniversario como uno de los años más trágicos de su historia: 9.757 personas han perdido la vida en el mar, según la ONG Caminando Fronteras, intentando cruzar una de las rutas migratorias más letales del mundo.