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Naim Qassem, la nueva 'voz' de Hizbulá

El 'número dos' del movimiento armado libanés reemplaza al desaparecido Hasan Nasrala en los habituales mensajes bélicos de los paramilitares a falta de que elijan a un nuevo líder

Imagen de televisión de Naim Qassem, pronunciando un discurso desde un lugar no revelado.
Imagen de televisión de Naim Qassem, pronunciando un discurso desde un lugar no revelado.AFP
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La significativa diferencia entre las circunstancias que rodearon a las dos entrevistas que mantuvo este enviado especial y el número dos de Hizbulá, Naim Qassem, en 2006 y el pasado mes de noviembre resumen tanto la evolución del grupo paramilitar libanés como los errores vinculados a esa expansión.

La primera cita se realizó siguiendo el guión de los filmes ambientados en el Líbano de los 80. El reportero y su traductora tuvieron que despojarse de todos los objetos que portaban, incluidos brazaletes o el collar del cuello, para que pasasen una estrecha inspección de dos técnicos enviados expresamente para esa tarea.

Para que nunca tuviese conocimiento de donde se había realizado el encuentro, la pareja fue introducida en una camioneta con las ventanas tapadas con cortinas, que estuvo conduciendo en círculos durante más de media hora para despistar a los pasajeros.

De ahí a un subterráneo donde se les instó a cambiar de vehículo también con los cristales tapados, que volvió a conducir dando rodeos hasta concluir en un segundo sótano. El subterráneo estaba conectado con un ascensor que, al abrirse varios pisos más arriba, situó a los dos informadores en una habitación sin ventanas, vigilada por varios miembros del grupo.

Sólo entonces apareció quien ya ejercía entonces como vice secretario general de Hizbulá.

Entre esa fecha y el año pasado, Hizbulá registró la mayor expansión de sus capacidades bélicas desde su creación en 1983, al socaire de su participación en la guerra civil de Siria, donde defendió al régimen de Bashar Asad.

El movimiento se dotó de tanques, cientos o miles de drones, más de 150.000 misiles de todo tipo y, según dijo en el 2021 su desaparecido líder, Hasan Nasrala, cuentan ahora con cerca de 100.000 combatientes.

Sin embargo, su victoria en Siria le hizo abandonar la mentalidad de fuerza irregular que siempre había regido sus acciones. La última cita con Qassem se realizó sin ningún tipo de chequeo de seguridad y en un habitáculo ubicado en Dahiya -los suburbios del sur de Beirut- que parecía desempeñarse como un ministerio paralelo, donde a las visitas de periodistas se sucedían las de políticos locales y dignatarios. Ese complejo ya no existe. Fue aplastado por los bombardeos de Israel.

Los ingentes errores que ha cometido el equipo de seguridad de Hizbulá propiciaron el asesinato de Nasrala el pasado 27 de septiembre. A falta de que la facción libanesa elija a su sucesor, Qassem se ha convertido en la nueva 'voz' de la agrupación y ayer apareció por segunda vez en las televisiones locales retando una vez más a su adversario israelí pese al obvio quebranto que ha sufrido su formación.

Según señaló Qassem, "nuestras capacidades están bien y nuestros combatientes están desplegados en la línea del frente. Hemos disparado cientos de cohetes y decenas de drones. Numerosas ciudades (israelíes) están bajo el fuego de la 'resistencia' (Hizbulá)".

Las declaraciones de Qassem vinieron acompañadas casi en el tiempo de una oleada de más de un centenar de misiles contra la tercera ciudad israelí, Haifa, algunos de los cuales consiguieron superar el escudo antiaéreo de ese país, causando daños en varias viviendas y un herido.

La intervención del portavoz de Hizbulá se produjo en la misma jornada en la que el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, opinó que tras la muerte de Nasrala y casi una veintena de sus principales dirigentes, la facción armada es una "organización maltrecha y rota, sin capacidades significativas de mando y ataque, y con el liderazgo desintegrado".

Qassem había replicado antes: "No tenemos ningún puesto (directivo) vacante".

Refiriéndose al principal objetivo de la ofensiva israelí en Líbano, forzar el regreso a sus residencias de los más de 70.000 habitantes del norte del país desplazados por los ataques de Hizbulá, el dirigente de la facción libanesa indicó que cuanto más dure la confrontación "más colonos se verán desplazados".

Los mandos militares de Tel Aviv se han visto obligados a enviar a la frontera con Líbano a dos nuevas divisiones, la 91 y la 146, para reforzar a los integrantes de la 36 y 98 división que ya combatían en esa linde sin conseguir avances significativos desde hace más de una semana.

Una invasión ralentizada

Israel anunció a bombo y platillo la "invasión" del Líbano el pasado día 1 pero su progresión se vio ralentizada rápidamente tras el grave incidente acaecido en torno a Maroun al Ras, donde una patrulla de sus unidades de élite, los Egoz, sufrió una emboscada donde murieron ocho militares. Tel Aviv ha sufrido 11 bajas mortales y más de 131 heridos en estos días de refriega a escasos metros de la línea divisoria.

Su ejército difundió ayer imágenes de militares desplegados en torno varias edificaciones y una en la que uno de sus soldados parecía colocar una bandera israelí en las ruinas de lo que dijo era Maroun al Ras. Los medios de Hizbulá respondieron rápidamente señalando que tal localización se encuentra en los alrededores de esa villa, donde se sigue combatiendo. Durante la guerra del 2006, el ejército israelí necesitó varios días para controlar Maroun al Ras.

Naim Qassem admitió tácitamente que el ejército israelí puede haberse asentado en el territorio libanés aunque sea a escasa distancia de su frontera pero dijo que "los pocos metros" que ha capturado "son inútiles". "El enfrentamiento terrestre comenzó hace siete días y el enemigo no ha avanzado. Quedó atónito por su propio fracaso", agregó.

Por el contrario, Qassem se refirió en esta ocasión a la importancia de conseguir un "alto el fuego" sin vincularlo expresamente a que concluya la brutal invasión que sufre el territorio palestino de Gaza, el motivo que les llevó a iniciar los ataques contra Israel el 8 de octubre del 2023. "Apoyamos los esfuerzos políticos que lleva a cabo (el presidente del Parlamento Nabih) Berri para conseguir un alto el fuego", dijo el clérigo.

Gallant declaró que Hashem Safieddine, a quien se consideraba el más probable sucesor de Nasrala, también ha sido "probablemente eliminado" algo que colocaría a Qassem como uno de los contados integrantes de la vieja guardia de Hizbulá que siguen con vida.

Los expertos consideran que tanto Safieddine como el propio Qassem son personajes con un ideario mucho más extremo que el desaparecido Nasrala, como opina Mohanad Hage Ali, del Carnegie Middle East Center.

Qassem escribió el libro Hizbulá, la historia desde dentro, en el que abogó por el recurso al "horror" para confrontar los excesos israelíes. Cuando el periodista le preguntó en 2007 si buscar un "balance de horror" no suponía un "fracaso moral", Qassem fue contundente. "Si recurrimos al comportamiento ideal nos destruirían. La población israelí tiene que asumir su responsabilidad cuando nuestra gente sufre. Hay que hacerles gritar para que presionen a su Gobierno".

A sus 70 años, este clérigo nacido en Basta, en el seno de una familia originaria de la villa sureña de Kfar Kila -justo en la frontera con Israel y actualmente escenario de violentos choques- es considerado como el principal ideólogo del Partido de Dios.

Durante sus estudios en la Universidad de Beirut, Qassem se vinculó al activismo político primero en las filas del Movimiento de los Desposeídos que creó el líder chií Moussa Sadr y después en las de Amal, que con los años se convirtió en la primera gran milicia de esa comunidad religiosa.

Sin embargo, el religioso se desligó de Amal y a principios de los 80 redactó junto a Abas Musawi, Hasan Nasrala o Subhi Tufayli el famoso Manifiesto de los Nueve, que sería ratificado por el ayatolá iraní Ruhola Jomeini y que el mismo Qassem afirma que fue el ideario que atrajo a varias facciones para constituir Hizbulá.

En 1992, cuando un helicóptero israelí asesinó al predecesor de Nasrala, Abbas Mousawi, Qassem ya era el vice secretario general y se pensó que estaba destinado a sustituir al difunto pero al final permaneció en su puesto, permitiendo el inicio de la era Nasrala, que ahora ha concluido.