INTERNACIONAL
Oriente Próximo

Una agrupación independiente siria acusa a yihadistas extranjeros de las masacres de alauíes

La televisión local afirma que el presidente del país ha ordenado crear una comisión independiente para investigar lo ocurrido y que la indagatoria se conocerá en un plazo máximo de 30 días

Miembros de las fuerzas de seguridad leales a Al Sharaa posan con sus armas en Latakia, este domingo.
Miembros de las fuerzas de seguridad leales a Al Sharaa posan con sus armas en Latakia, este domingo.AFP
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Una de las agrupaciones independientes sirias, el Grupo de Paz Civil Seen, ha emitido este domingo un comunicado en el que acusa a yihadistas extranjeros de haber participado en las brutales masacres de cientos de civiles alauíes, en medio del caos que generó la ofensiva que lanzaron las milicias afines al extinto régimen el pasado jueves.

La agrupación ha afirmado que han identificado 717 casos de ejecuciones extrajudiciales en al menos 29 localidades, lo que da una idea de la amplitud de las razzias que sufrieron los integrantes de la minoría siria.

Esos "agentes extranjeros" -se lee en el texto- fueron los responsables del asesinato de "familias enteras" y, por tanto, los activistas piden que se "regule de forma inmediata su presencia en Siria", se les prohíba portar armas y se lleve a juicio a los que han participado en los recientes sucesos.

En este sentido, la televisión siria ha informado que el presidente del país, Ahmed al Sharaa, anunció la creación de una comisión independiente para investigar lo ocurrido e identificar a "los responsables de las violaciones contra civiles". Una indagatoria que debería concluir su indagatoria en un plazo máximo de 30 días. Esta es la misma medida que pidió durante la jornada el Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

Al Sharaa ha realizado asimismo otro llamamiento para "preservar la unidad nacional, para que seamos capaces de vivir juntos".

Miembros de un grupo armado entran en el hospital de Banias, Siria.
Miembros de un grupo armado entran en el hospital de Banias, Siria.ALBERT LORES

Analistas y expertos regionales intentan aclarar esta súbita explosión de violencia sectaria, que según el diario libanés L'Orient Le Jour o el experto Aron Lund, confirma la precaria autoridad que ejerce Al Sharaa. En esta ocasión, se ha visto "sobrepasado por el sector más radical en el seno de Hayat Tahrir al Sham" -según opina el matutino-, que ha protagonizado unos hechos que tendrán "consecuencias catastróficas para el futuro" de la nación árabe.

El experto Ruslan Trad, del Consejo Atlantico, ha alertado de que "la situación interna actual es un terreno fértil para intervenciones externas que podrían reforzar las divisiones" dentro del territorio sirio y añadió que Israel e Irán se han convertido en los dos principales elementos de desestabilización del Estado árabe.

La nación árabe apenas acierta a recuperarse de la conmoción que causó tanto la arremetida inicial de los insurgentes afines a la dictadura como la terrible reacción de uniformados aliados del nuevo Gobierno.

Una bicicleta rota frente a una tienda incendiada en Banias.
Una bicicleta rota frente a una tienda incendiada en Banias.A. LORES

Un portavoz del Ministerio de Defensa sirio, el coronel Hassan Abdul Ghani, ha explicado que sus tropas han recuperado el control de las grandes ciudades de la costa y que ahora se disponen a emprender lo que denominó la "segunda fase" de la contraofensiva, centrada esta vez en las montañas cercanas, donde siguen activos algunos irregulares opositores.

La agencia oficial Sana ha indicado que grupos de opositores siguen librando "violentos combates" en las zonas rurales de Tartus.

La televisión local ha informado que los uniformados de Damasco han descubierto una fosa común en Qardaha, la población nativa del clan Asad, donde han encontrado cuatro cadáveres de policías secuestrados durante los primeros enfrentamientos, que comenzaron el jueves pasado. Las tropas de Damasco no recuperaron el control de Qardaha hasta este sábado.

En esa misma jornada, los residentes de la aldea de Tuwaym -de mayoría alauí- participaron en el funeral colectivo de las 31 víctimas de la oleada de furia sectaria. Los cadáveres, que incluían nueve niños y cuatro mujeres, fueron enterrados en una fosa común.

Otras muchas localidades asistieron a eventos similares, incluidos los entierros de los cerca de 200 integrantes de las fuerzas leales a Damasco que cayeron abatidos en la confrontación con los insurgentes.

El interminable listado de fallecidos en esta sangría incluye a una de las figuras más reverenciadas de la minoría alauí, el jeque Shabaan Mansour, de 86 años, que fue asesinado el viernes junto a su hijo en una localidad de la provincia de Hama, no lejos de Latakia. Para el Consejo Islámico Supremo de los Alauíes, Mansour tiene que ser considerado como "un mártir de la humanidad".

El también clérigo alauí Maijialdin Seldun, de Homs, confirmó el homicidio, pero declaró que el mismo difunto "se habría opuesto a cualquier llamamiento" a "la venganza". "El jeque Mansour era una persona sagrada, pero estamos hartos de este baño de sangre. Los sediciosos [los seguidores de Asad] han intentando sembrar la semilla del odio y ahora hay que restablecer la calma", agregó en una conversación telefónica.

Líderes de las diferentes denominaciones cristianas y el principal referente religioso druso del país se han sumado a los llamamientos para rebajar la tensión sectaria y retomar la normalidad. "Las llamas que arden bajo las consignas sectarias pueden quemar a todo el país y a su pueblo", ha alertado el jeque druso Hikmat al Hajri.

Los mismos jefes religiosos de la comunidad alauí de Latakia han difundido otro texto en el que criticaron directamente a los milicianos leales a Asad por "encender el fuego de la sedición". "Vergüenza y deshonra para ellos", se leía en el mensaje.