La Unión Europea tiene ya su libro blanco de Defensa, el documento que contiene las claves para el gran rearme que debe afrontar Europa. Que servirá "para afrontar lo peor", según ha explicado la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, y en el que se pide una inversión masiva en misiles, munición, defensa aérea o drones. En aspectos concretos y totalmente bélicos, lo que contrasta, y mucho, con la posición del presidente del Gobierno.
Pedro Sánchez ni siquiera ha comparecido en el Congreso de los Diputados, no se sabe cuál es su plan en el ámbito de Defensa y mañana volverá asistir a otra reunión clave de presidentes en Bruselas sin haber informado a la sociedad española de la amenaza real que supone Rusia.
La UE, como ya adelantó EL MUNDO, pide además celeridad a los estados miembro. Que comiencen ya el "gasto masivo" y "sostenido" en materia militar, e "invita" a los gobiernos a que activen ya "antes de finales de abril" las cláusulas de escape que les ofrece hasta 650.000 millones de espacio fiscal. Esto supone una cierta ampliación respecto a los planes iniciales, ya que en los primeros borradores se apuntaba a que debía de ser "antes de abril".
Pero, en cualquier caso, la presión a los países es muy notable y deja claro que la UE quiere un compromiso a largo plazo. No llegará con aprobar créditos sin pasar por el Congreso y mover partidas de un Ministerio a otro para maquillar las cifras, como pretende Sánchez. Es necesaria una agenda 2030 de Defensa, como ya apuntó ayer la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Tanto Kallas como el comisario de Defensa, el lituano Andrius Kubilius, han incidido en que "Europa debe estar preparada para la guerra si quiere evitar la guerra", y han recordado los hasta 800.000 millones de euros a los que asciende el gran plan de Defensa de la Comisión de Von der Leyen. Para alcanzar esa cifra, además de la activación de las cláusulas de escape, la UE ofrece 150.000 millones en préstamos.
No se contempla, por ahora, la opción de Eurobonos a fondo perdido, de subvenciones similares a las que se aprobaron en el Plan de Recuperación. Pero algunos países, con España a la cabeza, van a seguir luchando por ello.
Lo que sí se deja claro es que, dentro del mecanismo de 150.000 millones, se priorizará la industria europea. El documento apunta que "la infraestructura, plantas, activos y recursos" de las empresas que se beneficien de compras financiadas con este instrumento "deben estar ubicadas en el territorio de un Estado miembro, un estado de la EFTA [siglas en inglés de Asociación Europea de Libre Comercio] o en Ucrania". Y, además, al menos el 65% de los componentes de los productos deben tener su origen en esos mismos territorios.
Esto es, que se impone el Made in Europa en la medida de lo posible, y partiendo de la base de que la industria europea de Defensa presenta carencias y limitaciones. No está en condiciones de responder a todas las necesidades que van a presentar los países miembro, tal como reconoce la propia Comisión.
Por ello, Bruselas quiere que la fuerte inversión en Defensa que se va a desatar genere además una suerte de círculo económico virtuoso: que el gasto impulse la innovación y tecnología de la industria de Defensa, que esto se extienda a la industria civil y que todo ello suponga el impulso competitivo que tanto necesita Europa.