El acuerdo para la distribución de menores migrantes alcanzado entre el Gobierno de Pedro Sánchez y Junts ha desatado importantes tensiones en prácticamente todas las regiones. Pero en la Comunidad de Madrid la polémica ya marca el ritmo de la política autonómica. Vox aprovecha el revuelo generado y presiona a Isabel Díaz Ayuso para que siga los pasos del president valenciano, Carlos Mazón, y se niegue a recibir más menores.
"¿Qué le impide decir que no queremos menas?", instó este jueves la portavoz de Vox en la Asamblea, Isabel Pérez Moñino, a la presidenta regional, con el objetivo de replicar en Madrid la alianza sellada esta semana en la Comunidad Valenciana entre el Partido Popular y Vox. No obstante, Mazón necesita a Vox para aprobar sus Presupuestos autonómicos, una dependencia que le ha obligado a ceder en las exigencias de Vox en materia migratoria o respecto al Pacto Verde europeo. Su debilidad parlamentaria nada tiene que ver con la mayoría absoluta con la que Ayuso cuenta en la Asamblea de Madrid.
Pese a ello Vox aprovecha para marcar perfil propio y tratar de desgastar al PP en un momento especialmente delicado en materia migratoria. Tal y como cuenta este jueves este diario, la Comunidad ya estudia cómo acoger a los más de 700 menores que le corresponden, y convertirá en preferente el centro de Fuenlabrada, que prevé ampliar mientras estudia otras opciones, ya que el sistema autonómico de acogida se encuentra "al límite".
"No puedo ser más clara en criticar la política migratoria de Sánchez. Es el Gobierno quien los envía, no la Comunidad de Madrid", respondió la presidenta regional a la portavoz de Vox, a quien remarcó que "evitar que vengan" los menores "es incumplir la ley", una línea roja que en ningún caso va a traspasar su Ejecutivo.
"Lo que he de hacer es cumplir la ley, me guste o no me guste", insistió Ayuso, que reprochó a Vox que haga "pinza con Sánchez" para tratar de erosionar su acción de gobierno mediante el pacto alcanzado a nivel estatal con Junts, que definió como una "ignominia".
"Sí a la inmigración, no a la inmigración ilegal, descontrolada, ni mucho menos a ser tan inhumano de tratar a las personas como números", dijo la presidenta madrileña para zanjar el debate.