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La resistencia infinita de Belén, casi dos años en una habitación del Ramón y Cajal: "Todos los días doy las gracias por estar un día más aquí"

En julio de 2023 le detectaron un tumor muy agresivo en la médula espinal y, en diciembre de ese año, ingresó en el centro hospitalario, del que no ha salido desde entonces. Pero es capaz de inspirar a miles desde las redes sociales

La resistencia infinita de Belén, casi dos años en una habitación del Ramón y Cajal: "Todos los días doy las gracias por estar un día más aquí"
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La habitación de Belén es suficiente y también pequeña. Es suficiente para un enfermo y las visitas de su familia, sus amigos y su pareja. Pero es pequeña para todo lo que hay dentro y para todo lo que sucede allí desde que, en diciembre de 2023, esta sevillana de 31 años comenzara a vivir en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Desde su recoveco en la planta de neurocirugía de este mastodóntico centro sanitario y sin poder mover su cuerpo excepto uno de sus brazos, Belén se ha convertido en un "símbolo de la alegría". Así la describe una de los miles de seguidores que tiene, en las redes sociales y fuera de ellas.

En la habitación de Belén hay collages con fotografías de sus amigas y también con los bebés de sus amigas que pidió expresamente porque, tal y como ella relata, no les puede ver crecer. "Rezo por ellos y me hace ilusión tenerlos ahí". Hay también imágenes con los auxiliares, enfermeras y otros profesionales sanitarios, "con el fisio, con Emilio", su novio y con el que iba a casarse poco antes de que, en julio de 2023, empezara a encontrarse mal, acudiera a los médicos y las pruebas revelaran que, en su médula espinal, se alojaba un tipo de tumor especialmente complicado y grave, con el siguiente apellido: "Glioma difuso de línea media de grado 4".

Pero Belén no se detendrá en el tumor ni en el diagnóstico, no se quejará siquiera de haber perdido la movilidad de su cuerpo, no lamentará llevar casi dos años sin pisar la calle y bastantes meses desde que, por última vez, le ayudaron a incorporarse a una silla. Aquel día vio delfines con unas gafas de realidad virtual y puso la foto en su cuenta de Instagram. Belén, cabeza galopante, corazón fiero, permitió un día de marzo que este periódico se adentrara en su habitación, su cuerpo y su vida, y también explicó todo lo que envuelve a esta mujer que puede describirse con muchos adjetivos pero en la que sobresale rápido la simpatía.

"Y ahí tengo al Señor, a Jesucristo, a la virgen del Rocío, a la virgen de Guadalupe, ah, y Roberto Leal, que es encantador y cuando vino a verme me hizo un dibujo de los que él hace....", enumera sin olvidarse de ninguno de los objetos que viven en las paredes de esta habitación pequeña, pero suficiente. "Y en ese otro lado", prosigue mirando a la derecha, "la chapita de Pasapalabra, las firmas de todo el equipo del programa, los cuadros del hermano de Emilio, que es un artista y las fotos con Alejandro Sanz, que nos llevamos muy bien con él y ha venido en un par de ocasiones...".

Sí, la habitación de Belén tiene un tránsito agitado de tanto en tanto, cuando ella no tiene muchos dolores. El día anterior fueron a visitarla "una madre y una hija": "Aquí, por privacidad, no se da el número de las habitaciones, y yo pues depende cómo me encuentre les abro la puerta. A lo mejor viene un enfermero y me dice, están aquí tal y tal...·.

Para saber más

Hablando en plata y sin ánimo de aliterar, Belén Domínguez, que es su nombre completo, tiene conquistada a toda la planta, que sabe que hoy está EL MUNDO con ella y no aparecen durante la hora y pico en la que sucede una entrevista en la que estarán presentes también su pareja y su padre. Su madre, sin decirlo, saldrá al pasillo para que el fotógrafo trabaje con el espacio que necesita. La habitación de Belén es suficiente, también pequeña pero está, sobre todo, repleta.

Una carta del Papa Francisco está enmarcada en la pared, muy cerca de su cabeza. "Me la envió hace poco, mes y algo, a ver, papá, ¿puedes mirar?" "Sí, fue el 6 de enero", responde él. Y ella prosigue contando el shock que supuso recibirla como si hubiera sucedido ayer. "No podía parar de llorar, el Papa me ha escrito una carta, ¡a mí!, hablando de mi libro... que si dijera, en general, venga, recupérate, pues bueno, como a cualquier enfermo..., ¡pero habla de mi libro! Además, me han dicho que no es normal que Francisco firme las cartas de esta manera".

Se refiere a hacerlo a mano, con bolígrafo azul; azul como el marco que le han colocado para alojarse en esta habitación que comienza a ampliar su tamaño por momentos.

Pero volvamos ligeramente atrás, a esa frase de Belén, "el Papa me ha escrito una carta hablando de mi libro". Se refiere a La vida es bonita incluso ahora: Una historia real de superación y lucha, publicada en el sello Nube de Tinta de la editorial Penguin. Un libro que le pidieron que escribiera cuando descubrieron lo que Belén era capaz de mover en redes sociales, desde una cama suficiente pero pequeña en una habitación que también lo es.

Detalle de uno de los recovecos de la habitación de Belén.
Detalle de uno de los recovecos de la habitación de Belén.

¿Por qué la describen como un símbolo de la alegría? Porque, según prosigue Paloma, una de las mayores admiradoras de su comunidad, "es el mayor ejemplo de que, en los peores momentos, se puede mantener la fe y la confianza, aun siendo evidente, dada su situación, que tiene que tener momentos horribles, tiene la generosidad de vivirlos en la intimidad pero, a la vez, no ocultarlos, porque luego los cuenta, pero no va de happy flower, los transmite con serenidad, se come ella el dolor pero sin esconderlo, y esto, en los tiempos que vivimos, es un auténtico rayo de esperanza que nos hace creer que no todo está perdido".

¡El libro!, como diría Belén, lo han escrito entre todos. Así lo dice ella, que lo han escrito también sus padres y Emilio. El propio Emilio tiene hasta un capítulo aparte pues sus seguidores le tienen siempre presente a la hora de animar a Belén: "Es el espejo en el que se mira, para mí son uno el reflejo del otro, porque hay veces que incluso sufre más el que está viendo sufrir a la persona que quiere, y su manera de llevarlo y su entrega no tiene límites ni palabras".

Emilio ejerció también de puente entre Belén y Mario Vaquerizo el pasado noviembre. Tras una caída en un concierto, el cantante fue ingresado en una habitación en la misma planta de neurocirugía, y lo que surgió a partir de ahí bien merece ser narrado, aunque no sea igual leerlo en este reportaje que escucharlo de la propia Belén. Pero lo intentaremos. Dice Belén que, para lavarse el pelo, necesita la ayuda de un auxiliar o de su madre, y también un aparatito para que resulte más cómodo. Un día de noviembre llamó a Manu, uno de sus auxiliares de confianza, para decirle que su madre le iba a lavar la melena y si podía acercarse con el instrumento en cuestión.

Entonces, este diálogo:

--Espérate, que estoy con Mario y le vamos a lavar el pelo.

--Oyoyoyoy, esa melena, 10 días sin lavarlo el pobre, que estaba malito. ¿Con qué lo vas a lavar?

---Pues con el champú de aquí...

"El champú de aquí es lo peor, es betadine jabonoso", apunta ella. Así que le dijo a Manu: "¿Qué quéeeeee????? Que yo tengo aquí champú, llévaselo a Mario de mi parte, por favor". A los 10 minutos, Manu volvió a la habitación de Belén diciendo: "Que dice Mario que si tienes mascarilla".

A partir de ahí, un vodevil, dicho en el mejor sentido de la palabra: "Emilio fue a visitarle y se hicieron íntimos, le llevó un librito y una nota de voz de mi parte, y contestó con otra larguísima con la que te partes de risa. Me decía: 'Ay cariño, menos mal que estás tú aquí para ayudarme con la emergencia capilar...'.

Han pasado unos meses y no pasan muchos días sin que Alaska o Mario le pregunten a Emilio por WhatsApp si pueden acercarse a darle un beso, si se encuentra con ánimo o puede aguantar los dolores. "Me regalan agua bendita. velas, flores... Le digo que aquí no se puede encender velas y él insiste, 'que sí mujer, tú esto te lo pones aquí alejado del oxígeno y ya está'. Entre los incontables objetos que hay en la habitación de Belén aparecen "las colonias vintage de Mario y Alaska del año 2007": "Una reliquia, Belén, una reliquia", recuerda que le dijo él.

Aparece también un tarro de cristal con arena de Miami y unas conchas, traída desde allí por Alejandro Sanz. "Insistía mucho en qué quería que me trajera, y yo ya le dije, que no necesitaba nada, pero al final le pedí arena, y él se acordó y me la mandó por Navidad". Pero hay otro espacio que llama la atención por su colorido y es la barra de la cama, con decenas y decenas de pulseras anudadas. "Pulseritas de la Virgen de Pilar, que son para acompañar al viajero y también al enfermo. Todo el mundo las suele poner en el coche pero lo que se sabe menos es que también acompañan a los enfermos. Un día me trajeron dos y puse en Instagram, 'ay, cómo me gustaría llenar la barra', pero charlando, ¿sabes? Y empezaron a llegar y a llegar pulseras al servicio de Neurocirugía y...".

La puerta se abre y aparece un señor con bata blanca. Es Luis Ley, el médico de Belén, y ella se emociona. Se percibe que es una visita que sucede sino cada día prácticamente. El neurocirujano se acerca hasta la cama y rodea ligeramente la almohada con su brazo, como si la abrazara a ella, que exclama, para él y para todos: "¡Me ha salvado la vida dos veces'!.

Una, cuando Belén fue desahuciada por Oncología y enviada a cuidados paliativos, hace un año, y otra cuando le encontró un ensayo clínico perfecto para su dolencia. "Nadie quería operarme el tumor, nadie se atrevía, pero él si se atrevió, y luego me volvió a salvar de nuevo, ¿sería posible salir en la foto que salga en el periódico con él?. Belén no pierde comba y, tras conseguir una foto con su médico, le dice al fotógrafo: "Perdona, ¿podrías hacerme otra con Emilio? ¿Y otra todos juntos?". Cosa que, naturalmente, sucede.

Belén y su pareja, Emilio.
Belén y su pareja, Emilio.

Y quizá ya no haga demasiada falta contar ciertos detalles, pero aún así lo haremos. ¿Qué es lo que genera Belén en todos aquellos que la conocen, sea presencial o virtualmente? Dice Luis Ley que "es capaz de sacar lo mejor de todo el mundo", empezando por su familia, amigos y pareja y continuando con todos los profesionales que le ayudan cada día y terminando por sus miles de seguidores a través de las redes sociales. La fan que nos acompaña desde el principio de este reportaje pone voz a todos ellos: "A mí me provoca verdadera admiración, a la par que cierta envidia de la buena porque yo quiero al menos un poco de eso 'mágico' o 'sobrenatural' que ella tiene: te hace relativizar y te obliga, quieras o no, a dar gracias, gracias y gracias continuamente".

Por si fuera poco, es capaz incluso de provocar el acercamiento a Dios en personas que cuentan haberse alejado de Él. Ella lo acepta con la misma naturalidad con la que aceptó aquel tumor y todo lo que trajo consigo: "Puedo afirmar y afirmo que Dios es el centro de mi vida, que Jesucristo es el centro de mi vida y que, gracias a Él, tengo todo lo demás: una familia maravillosa, Emilio, mis amigas, la gente que me quiere y quiero. Todos los días doy las gracias por despertarme y estar un día más aquí".


LA VIDA ES BONITA INCLUSO AHORA

Editorial Nube de Tinta. 216 páginas. 16 euros. Puede adquirirlo aquí.