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Un alma libre. Al artista capilar Moncho Moreno (Madrid, 25 de mayo de 1969) siempre le han llamado gato porque ha ido por su cuenta, sin casarse con marcas ni campañas. "He trabajado con todos sin ser de nadie", cuenta uno de los peluqueros y maquilladores más influyentes de España.
Ese camino en el que se hizo a sí mismo empezó con sólo 14 años. "Yo quería estudiar Psicología y Bellas Artes pero, por motivos familiares, me tuve que poner a trabajar muy jovencito". Eligió peluquero "como podía haber optado por otro oficio cualquiera", recuerda.
Aquel niño tenía un don y esa jugada le salió redonda, porque los estilistas tienen mucho de psicólogo, escuchando los problemas y necesidades de sus clientas, y de artesanía por su virtuosismo con las manos. "Estaba trabajando a los tres meses. Se hizo la magia y las señoras sólo me querían a mí". La voz se corrió rápidamente.
CON SU MALETÍN A CUESTAS
Estaba en el entonces Galerías Preciados de Serrano, desde las nueve de la mañana a la noche que cerraba, y subía a María de Molina a sacarse el título. Vivió la época dorada de la moda y las grandes modelos de los ochenta, cuando no existían las redes sociales. "Todo valía, era puro espectáculo y arte con permanentes, peinados muy exagerados...".
Se iba a París por la mañana con su maletín, hacía la alta costura de Valentino, y volvía a casa con su madre por la noche. "Al día siguiente, peinaba a Rocío Jurado. Era otro mundo muy ajeno al mío y quería ser el mejor aunque no tuviera recursos, yo lo daba todo".
Aprendió el corte a la manera francesa, a la inglesa, a la italiana... "Y me creé mi propia historia. Se maquillaba con esponja y pinceles y yo llegaba con las manos. Llevaba asistentes cuando nadie los tenía. No había Photoshop y tenías que ser bueno. Punto". Su Instagram eran numerosas producciones de moda y belleza en las revistas más prestigiosas, hasta llegar a peinar y maquillar a la mismísima Rania de Jordania el día de su boda y en los actos posteriores. "A través de una novia modelo entré en ese circuito y me hice inseparable de Naty Abascal, que fue la precursora de ese gusto final en mi trabajo y la excelencia. Le estaré siempre agradecido, me dio muchos contactos".
DOS SALONES DE BELLEZA
La moda es pasajera pero él se mantuvo 30 años cubriendo un espacio. En 1987 abrió su salón homónimo en la calle Lagasca, pensando en atender a tantas celebrities que le esperaban impacientes a que regresara de sus viajes. Tenía a todo el folklore español: Azúcar Moreno, Rosario Flores, a la presentadora Anne Igartiburu en fin de año... "Era incómodo cobrar en casas porque yo era un hippy, y así aprendí a ser empresario y gestionar un equipo".
Su éxito es que ha sabido reinventarse. "El mundo ha cambiado mucho y ya no me sentía identificado con tanto retoque, así que me enamoré de un local de Velázquez y monté un segundo espacio". La gente le decía que iban a canibalizarse dos peluquerías tan juntas con el mismo nombre, pero las dos funcionaron. "Hay 60 personas trabajando, cada uno de los 12 coloristas con su propio estilo, aunque todos sigan mi filosofía en la forma de hacer las cosas". En 2020, con todo cerrado por la pandemia menos los laboratorios, Berta Martín Sáinz despliega su saber hacer en los negocios como cocreadora de la marca de capilar de Moncho Moreno. "Mi mujer es mucho más inteligente que yo y mucho más emprendedora".
FIRMA CAPILAR Y NUTRICOSMÉTICA
Ella era la dueña de Poète, firma que vistió a la Reina Letizia y Olivia Palermo. "Los productos son como yo, transparentes. Es todo lo que tenía en la cabeza durante tantos años detectando lo que se necesita. Los cepillos los usan mis hijas". Vende en Harrods, en farmacias y ahora va a saltar a Estados Unidos con nombres muy divertidos como parachute o el agente secreto Bond. "Hay inversores con interés, pero quiero seguir siendo alternativo. No voy a ahorrar dinero en ingredientes orgánicos porque a mí no me hace feliz hacerme rico", responde.
Su filón es la nutricosmética. "El cabello de las españolas ha envejecido mal, su grosor no es el mismo que hace 40 años por la combinación del estrés, la mala alimentación, el estilo de vida... También arrastramos camomilas, cortes frisados, queratinas agresivas...". De aquellos crímenes en los que se quemaba el pelo con tratamientos agresivos hemos pasado a una etapa en la que importa la salud capilar y la microbiota del cabello. "Antes venían a peinarse señoras muy mayores todas las semanas, ahora son las hijas las que mandan a sus madres a la peluquería. El salón ya no es ese sitio alternativo que les cambia radicalmente, sino un punto donde se les cuida y entiende".
Él no es tricólogo, por eso, cuando detecta un problema, trabaja con el Grupo Pedro Jaén, donde explica que están los mejores expertos en caída. "Yo llego hasta donde llego. Puedo orientar para tener un cabello gordo, sano y fuerte, con calidad, a través del método ACA: acondicionador, champú y acondicionador. Pero si hay un problema de base de alopecia androgénica hay que tratarlo en consulta".
A la gente le encantan las rutinas de cabello. "Igual que cuidan su skincare, hacen lo mismo con el cabello. Ahora sabemos que el pelo cuando se moja se revienta, antes no había consciencia y la gente se acostaba con el cabello húmedo y se le partía". Y aunque cree que las redes sociales ayudan mucho a darse a conocer, le horrorizan los inventos caseros. "He recibido consultas de una madre para quitar la miel de la cabeza a su hija porque lo ha visto en TikTok y se ha hecho una mascarilla casera o para quitar el olor a vinagre que lleva una semana. ¿Para qué hacer experimentos, si hoy en día hay de todo?", se pregunta.
UN CABELLO SANO
Sobre por qué siempre queremos el pelo que no tenemos, no tiene respuesta. "Sí creo que con los años te vas adaptando a lo que tienes y sacándote más partido, pero de joven te enfrentas a lo que te ha tocado y es difícil que estés contenta con tus rizos si tu hermana lo tiene liso". En España gusta mucho el rubio, reconoce, aunque seamos morenas de base. "Luego está la novedad, la crisis que se arregla en la peluquería cortando por lo sano... A veces llego a casa y no quiero hablar con nadie".
En invierno apuesta por un corte saludable. "En mayo no porque lo luces con un buen pareo, pero en octubre y noviembre doy un buen vuelco, porque para llevarlo escondido en el abrigo... Es el momento de sanearlo". Estudia técnicas para no dañar el cabello y tratar de repararlo. El rizo necesita nutrientes como si no hubiera un mañana, aconseja. "Hay que hacer un equilibrio para que todo funcione y estoy testando nuevas queratinas, anti-frizz para evitar el encrespamiento, aceites para puntas secas...".
No evita siliconas ni sulfatos, pero en cantidades mínimas. "Lo comparo con el chocolate negro al 85%, tiene que tener un vehículo de entrada, como ese pequeño dulzor, pero en esta industria hay mucho engaño con el tema de lo natural y lo orgánico". Un champú no te cura de la caída, aclara, pero va creando una buena microbiota para cuando vayas al gimnasio, se te deposite polución... "Tienes más posibilidades de vivir bien y más años si haces ejercicio, comes bien, descansas, no fumas... Con el cabello es lo mismo, con una piel del cuero cabelludo limpia y cuidada con buenos activos habrá menos estancamientos para que crezca fuerte".
"El cabello se lava cuando está sucio, ni más ni menos", admite. "Cuanto más químicamente tratado esté tu pelo, más te lo tienes que cuidar y de forma constante, como comer bien. Así que si es verano y vas a estar al sol, expuesta al salitre y al cloro y encima tienes mechas, tienes que llevar una gestión capilar adecuada al momento", concluye.
ADN
- Dos salones en C/ Velázquez, 76 y Lagasca, 3
- 61 empleados
- Marca propia: Haircare Moncho Moreno
- Presente en más de 600 farmacias
- Retailers: El Corte Inglés. Druni, Douglas y Amazon
- Única marca de belleza capilar en Harrods