- Longevidad Así aspira a vencer al envejecimiento y a la muerte Bryan Johnson, el multimillonario que, a los 46 años, asegura tener la capacidad pulmonar y las erecciones de un chaval de 18
- Longevidad Así es la rutina diaria de Dave Pascoe, el 'biohacker' de 61 años que ha conseguido retroceder su edad biológica hasta los 38
- Longevidad Esto es lo que deberías hacer para vivir más años según el mejor médico de envejecimiento saludable de Europa
¿Llegará el día en el que existirá 'una cura para el envejecimiento'? Rubén Figueres, productor de 'Longevity Hackers', el documental que explora sobre el futuro de la longevidad y la salud humana, que puede verse en Amazon y Apple+, está convencido de que sí. Y está más cerca de lo que se pudiera pensar.
- Envejecer no es sencillo, pero... ¿no estamos cayendo en un culto enfermizo a la juventud que 'menosprecia', en cierto modo, a nuestros mayores?
- Envejecer no solo no es sencillo, sino que es terrible. Nos debilitamos, nos enfermamos, se nos cae el pelo, perdemos belleza, pasamos a ser un lastre para las familias y para la sociedad. El envejecimiento, por mucho que queramos aceptarlo y defenderlo, lo único que estamos haciendo es resignarnos porque pensamos que no hay otra opción. Pero, como bien se explica en la película, esa otra opción es posible que llegue más pronto de lo que pensamos. La ciencia está a punto de demostrar que el envejecimiento se puede frenar e incluso revertir. Y para ello debemos tratarlo como una enfermedad más, quizás la más importante, ya que hoy en día afecta al 100% de la población. El culto a la juventud y a la salud en general me parece entendible, ya que es algo que todo el mundo quisiera. El desprecio hacia los mayores no me parece correcto. Tampoco creo que se dé a nivel generalizado. Muchas culturas profesan un respeto absoluto hacia los mayores, y yo me atrevería a decir que en España es más común el respeto que el menosprecio.
- Nuestra esperanza de vida es cada vez más elevada. ¿Llegará el día en el que existirá 'una cura para el envejecimiento'?
- Sí. Cada vez estamos más cerca de llegar a ese punto. El envejecimiento es la acumulación de daño celular y la pérdida de capacidad regenerativa de las células. Cuando uno es joven, el daño celular se repara rápidamente, y con el paso de los años, esa capacidad de reparación es cada vez menor y el daño se va acumulando. Esta pérdida de regeneración, que es el envejecimiento, se manifiesta de muchas formas, pero sobre todo en pérdida de salud. La piel pierde elasticidad, el músculo deja de crecer y cada vez cuesta más de mantener, se pierde densidad ósea. Todo esto hace que los órganos vitales cada vez funcionen peor y sean más susceptibles a enfermedades. En el momento en que seamos capaces de mantener esa capacidad regenerativa de las células, podremos hablar de un principio de freno del envejecimiento. Hay muchas vías en desarrollo para llegar a este punto. Una de ellas es el estudio de los telómeros (la parte final de los cromosomas) y cómo su acortamiento va relacionado con esta pérdida de regeneración. Una teoría es que, si conseguimos frenar ese acortamiento o incluso alargar estos telómeros, podríamos mantener esa capacidad reparadora. Otra vía muy prometedora son las terapias genéticas, como CRISPR, que permiten alterar el ADN de las personas. Como se ve en el documental, hay varias vías de investigación que hacen pensar que estamos muy cerca de curar el envejecimiento.
- Eso de vivir mucho está muy bien, pero... ¿Qué pasa con la calidad de vida? ¿Hasta qué punto se valora la calidad en esta lucha por la cantidad?
- Aquí hay que hacer una distinción clara entre la medicina tradicional y la industria de la longevidad. La medicina tradicional cumple un papel esencial en la sociedad en el sentido de que ayuda a curar enfermedades y lesiones y permite mantener vivas a personas que sin esta atención morirían. La industria de la longevidad se centra más en la prevención y en lo que se llama 'Healthspan'. El objetivo no es vivir más, sino vivir mejor, eliminar los efectos del envejecimiento, para tener una calidad de vida más alta a medida que se cumplen años. En otras palabras y como ejemplo ilustrativo. El objetivo es conseguir que una persona de 90 años se sienta como si tuviera 40. Que se eliminen las debilidades y enfermedades asociadas con llegar a los 90 años. Lo que pasa es que una consecuencia inevitable de mejorar la calidad de vida con la edad es que la persona vivirá más años. Es lógico pensar que alguien de 90 años con la vitalidad, musculatura y salud de alguien de 40, es decir, con una edad biológica de 40, va a vivir muchos más años que alguien de 90, con la edad biológica de 90. Por tanto, tiene que quedar claro que la lucha es contra el envejecimiento, no contra la muerte (este es otro tema diferente). Y nadie quiere alargar una vida sin calidad.
- ¿Estamos abocados a, como dice Juan Luis Arsuaga, convertirnos en una sociedad de 'eternamente viejos' en lugar de 'eternamente jóvenes'?
- Eso es lo que trata de evitar la industria de la longevidad. La lucha es contra la vejez. Si conseguimos frenar e incluso revertir el envejecimiento, la dirección es hacia la sociedad de 'eternamente jóvenes'.
- En esta carrera, los 'longevity hackers' suelen ser millonarios que, en un sueño por vivir más, renuncian prácticamente a vivir: llevan una dieta draconiana, apenas se exponen al sol, se acuestan cuando se pone el sol, se atiborran de pastillas (o de inyecciones). ¿Es este el futuro que nos espera?
- Esta pregunta parece enfocada, sobre todo, a Bryan Johnson. Los 'longevity hackers', en realidad, no son más que personas altamente preocupadas por su salud y que intentan estar lo más sanas posibles. Han existido desde el principio de los tiempos. Cualquier persona que cuide su salud y haga todo lo posible para estar lo más sano posible y evitar enfermedades es un 'longevity hacker'. Pero hay diferentes grados. Desde alguien que hace ejercicio de forma regular, que no fuma y cuida su alimentación hasta un 'longevity hacker' profesional como Bryan Johnson, que gasta 2 millones de dólares al año en su salud y vive para ello. Cada uno está dispuesto a hacer una serie de sacrificios o cambios en sus hábitos en función de cómo sea de importante para esa persona su propia salud. La mayor parte del 'hackeo' no requiere ser millonario. Todos sabemos que, si queremos tener las más altas posibilidades de llegar a altas edades con una salud de hierro a día de hoy, hay cuatro pilares que debemos trabajar y que no requieren ser millonarios: el ejercicio físico habitual, la dieta equilibrada y saludable, el sueño (quizás el factor más importante, como dice Johnson) y la salud mental. Esta es la base y la parte tecnológica es la ayuda que viene en un futuro inmediato. Por tanto, solo depende de cómo de importante sea la salud para esa persona y cuánto esté dispuesta a sacrificar. Si a alguien le gusta mucho fumar, pero sabe que le perjudica la salud y hace el sacrificio de dejar de fumar, ya está haciendo un 'hackeo"'. Si alguien deja de comer un chorizo que le encanta porque sabe que es malo para su salud, ya es un 'hacker', aunque sea al nivel más bajo. Por eso, digo lo de los distintos niveles. Muchos millonarios lo llevan a niveles que nos pueden parecer extremos, ya que utilizan las últimas tecnologías. Pero después de haber conocido a varios de ellos, a través del documental, no me atrevería a decir que sean menos felices. En el caso más extremo, que es el de Bryan Johnson, he de decir que es, posiblemente, una de las personas más felices que he conocido en mi vida, gracias a su enorme sentido de propósito y motivación. Él disfruta con su 'nutty pudding' (un postre creado a base de verduras y frutas orgánicas) mucho más que la mayoría de gente con un helado o una cerveza. Bryan se acuesta a las 8:30 pm cada día y se levanta a las 5 am, y no le supone ningún problema ya que hace todo lo que quiere hacer. Juzgar los hábitos de otras personas es difícil sin conocer sus realidades. Las personas pueden alterar sus hábitos de vida y sociales con el objetivo de mejorar su salud, sin que esto les suponga dejar de vivir. Simplemente encuentran la satisfacción y motivación de otras formas menos convencionales. En cuanto a la pregunta sobre si este es el futuro que nos espera: no, no lo es. Lo es para el que lo quiera. Y el que no lo quiera, puede hacer lo que más feliz le haga.
- ¿Esta tendencia abrirá una brecha de longevidad entre ricos y pobres?
- Más que entre ricos y pobres, yo diría entre gente más y menos preocupada por su salud. Gente que se cuide e intente hacer todo lo posible para estar sanos y retrasar el envejecimiento, y gente que vea menos valor en hacer sacrificios y prefiera disfrutar del momento actual sin obsesionarse demasiado con la salud, independientemente del estatus económico de la persona. Por otra parte, hay que admitir que el nivel socioeconómico de la persona influye en la voluntad de hacer sacrificios para su salud. Las personas sin estrés financiero pueden tener más tiempo para preocuparse por estos temas, mientras que cuando existe la presión económica, muchos temas toman un segundo plano.
- Frente a esta opción, están los ancianos de aldeas recónditas que pasan de los 100 años, viviendo a 'la antigua usanza'... ¿Cómo interpretamos esto?
- Aquí habría que analizar cada caso concreto, más que generalizar. El documental de Netflix de las Zonas Azules lo cubre en parte, aunque se descubrió más tarde que los datos que da no son estadísticamente representativos. Pero puede haber zonas del mundo en las que el tipo de dieta, las condiciones medioambientales o sociales tengan un impacto grande sobre la salud y generen expectativas de vida más altas.
- ¿Con qué escenario nos encontraremos a 20 años vista?
- Yo soy optimista y creo que en 20 años nos encontraremos con cambios impensables a día de hoy. Con la irrupción de la Inteligencia Artificial y la cantidad de proyectos que están ya en fase experimental con humanos, creo que, si somos capaces de entender el envejecimiento como una enfermedad, en 20 años habrá una cura para ella. Y una vez llegados a ese punto, el siguiente paso será encontrar la forma de revertir el envejecimiento, de rejuvenecer las células. Sé que a mucha gente le resulta difícil pensar en estos términos, pero todos los avances importantes en la historia pasaron por una fase en la que a los que los propusieron les tacharon de locos. Y no va a ser diferente ahora. Como vimos con Aubrey de Grey hace una década o Bryan Johnson ahora. El tiempo dirá.
- ¿Cómo va a afectar esta longevidad 'sin límites' al mundo que conocemos: economía, sistema sanitario, ciudades...? Al final, el mundo va a estar poblado por gente muy mayor, con achaques, etc..
- No, para nada. Si se consigue curar el envejecimiento, el mundo estará poblado por gente joven. Como he comentado antes, el objetivo de la industria de la longevidad es curar el envejecimiento, no mantener a gente envejecida viva. Por tanto, el escenario que nos vamos a encontrar va a ser, a grandes rasgos, de la siguiente manera: seguirá habiendo gente más y menos preocupada por su salud. Simplificando mucho y de modo ilustrativo: un Grupo 1, los 'longevity hackers' o gente altamente interesada en su salud; y un Grupo 2, los más enfocados en disfrutar del momento y menos obsesionados con su salud (con una infinita escala de grises entre medio). El Grupo 1, aparte de hacer todo lo posible por estar más sanos, tendrá a su alcance todas las tecnologías, con lo cual vivirán muchos más años y más sanos. Y el Grupo 2 podrá ver incrementada su esperanza de vida en unos pocos años gracias a las tecnologías, pero sin un efecto dramático, ya que sin poner esfuerzo de su parte no se pueden conseguir los mismos resultados que el Grupo 1. Aquí quiero aclarar que el concepto de 'píldora milagrosa' que nos rejuvenezca completamente no va a existir en un futuro cercano, ya que el envejecimiento cuenta con muchos factores y muchos de ellos tienen que ver con la motivación y el cerebro. Por tanto, para poder aprovecharse de los avances que vienen, la persona tendrá que interesarse de manera activa y hacer cambios radicales en los estilos de vida. Quiero decir con esto, que no todo el mundo va a estar dispuesto a ello. En cuanto a economía, sanidad, pensiones... La sanidad pública va a beneficiarse enormemente de este escenario, ya que será una sociedad mucho más sana y, por tanto, con menos necesidades de recursos sanitarios. Las pensiones tendrán que estructurarse de manera diferente, y no depender de la edad cronológica de las personas (basadas en el año de nacimiento), sino en la edad biológica (el estado de salud). Y para ello deberá haber incentivos para que la gente con salud quiera seguir trabajando. Por ejemplo, habrá alguien con 70 años que deba jubilarse y alguien con 90, pero con edad biológica de 30, que no deba jubilarse. La sociedad y los gobiernos son los que deberán crear soluciones para los nuevos contextos. Y en cuanto al crecimiento de la población en general o en las ciudades, no es algo que sea preocupante en un momento en el que la mayoría de los países desarrollados tienen tasas negativas de natalidad. El problema más gordo viene de la conservación del medio ambiente. Y ese no es un problema de futuro, sino de presente.