El doctor Alan González no oculta su entusiasmo. Acaba de inaugurar CARE ME 360, en la calle Velázquez de Madrid y, por fin, va a poder atender "a todos esos pacientes que, desde hace años, venían a mi consulta en los centros de Bogotá, Cali o Barranquilla (Colombia) y me pedían que abriera una clínica en España".
Con más de 25 años de experiencia en su país natal, este prestigioso cirujano colombiano, admirador del mítico Ivo Pitanguy, es un firme defensor de esa corriente de la medicina estética regenerativa tan actual que aboga por procedimientos encaminados a obtener "los resultados más naturales posibles; por resaltar o exaltar lo que ya se tiene, 'respetando' los biotipos de cada persona".
La cirugía plástica, sostiene, "no es culto a la vanidad; es el culto a la vida, porque propicia un proceso de transformación hacia el equilibrio y el bienestar". Fruto de ese firme convencimiento, Alan González se ha hecho famoso en todo el mundo por su negativa a utilizar implantes de pecho. "Es un tema un poco impopular para mí, pero, como le digo a mis colegas, el ejercicio de nuestra práctica está relacionado con la salud de nuestros pacientes, no con colocar o no implantes".
Así argumenta el porqué de su cruzada. "No demonizo los implantes. No me opongo a que se utilicen; no estoy en contra de los doctores que lo hacen, ni de las pacientes que se someten a este tipo de intervenciones. Simplemente defiendo un uso más racional, que las personas que se los pongan tengan un conocimiento profundo de lo que implica. Y que sepan que existe la posibilidad de que se desencadene el conocido como Síndrome de Asia, una respuesta inmunológica inflamatoria generada por el organismo ante la presencia de un cuerpo extraño que conlleva una serie de síntomas asociados".
Este doctor colombiano confiesa que lleva ya "tres años sin poner implantes y no lo pienso a volver a hacer. Es más, en los últimos cinco años, he realizado más de 1.250 explantaciones mamarias de mujeres de un abanico de edad que va desde los 28 hasta los 76 años. Algunas de ellas, decidieron acudir a mí a los pocos meses de habérselos puesto".
En su opinión, vuelve a subrayar, "el uso de prótesis de silicona debe ser fruto de un decisión propia muy meditada que parta de la información y que implica una responsabilidad que pasa por someterse a controles médicos periódicos, hacerse exámenes de diagnóstico de imagen y, por supuesto, por cambiarse el material cuando toca para evitar que se produzcan un desgaste porque, en caso contrario, la respuesta inmunológica puede ser mucho mayor, aumentando el riesgo de que exista una migración de la silicona hacia la región axilar por los conductos linfáticos. Esto no va de hacer que cunda el pánico, sino de generar conciencia".
De esta manera, afirma, "se evitaría el padecimiento de muchas mujeres que llevan años sin sentirse bien, que se han vuelto disfuncionales en sus trabajos o en sus familias y que han gastado mucho tiempo y dinero tratando de averiguar el origen de sus males".
Síntomas del Síndrome de Asia
Fatiga crónica, dolores de cabeza, molestias articulares, crisis de ansiedad, problemas de concentración y de memoria, problemas respiratorios, alteraciones del sueño... La sintomatología de Síndrome de Asia está ahí, pero... ¿Por qué se habla tan poco de ella? Y, ¿por qué existe tan poca literatura científica sobre este tema? "Porque no se sospechaba. Ninguno de nosotros pensábamos que todos estos síntomas se debían a los implantes. Hace relativamente poco que se empezó a recopilar casuística. Yo mismo, en cinco años, me he encontrado con 1.250 casos. Y sabemos que el porcentaje de pacientes que padece el Síndrome de Asia es mucho mayor de ese 1% que se nos dice. De hecho, en Estados Unidos, ya se está hablando de un 25% de las implantadas y estoy convencido de que, en los próximos cinco años, va a haber muchas publicaciones científicas sobre este asunto".
Pero, más allá de esta "dolorosa realidad", como él mismo la define, este especialista también hace hincapié en "el sobrediagnóstico en el uso de implantes. Parece que se necesitan para todo y no es así". Es más, Alan González domina una técnica que permite "aumentar una talla con la grasa extraída de la propia paciente o recolocar el pecho sin necesidad de utilizar implantes y con unos resultados tan espectaculares como naturales".