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Todos los aficionados a la decoración como fuente de ideas para la construcción de nuestro propio paisaje doméstico, de nuestro estilo, sabemos qué se siente. Llegas a casa con tu revista deco recién comprada, te sientas en el sofá, y empiezas a pasar las páginas con una mezcla de admiración, envidia y expectación. ¿Encontraremos en este ejemplar, por fin, la solución que necesitamos para esa estantería, ese cabecero, ese espacio que se nos resiste, esa iluminación, esa pared desnuda...? ¿Estará en sus páginas la casa que sintoniza con la nuestra y en la que podemos inspirarnos?
Por desgracia -quien esto escribe tiene una experiencia descomunal en la materia-, cada vez más, las revistas de decoración tienen menos vida dentro. A menudo muestran casas espectaculares que o bien no han sido todavía habitadas o bien han sido desposeídas de humanidad por los excelentes estilistas especializados que trabajan para ello. Casas donde no hay enchufes ni cables por ninguna parte, porque el Photoshop ha barrido con todos ellos. Donde los libros sobre la mesa de café son siempre los mismos (siempre hay uno de Picasso, by the way). Donde los sofás, a menudo blancos, aún no han sido manchados por la mano del... niño/perro/amigo borracho.
Por eso, el libro Definir el Estilo (Guía para la decoración de interiores) publicado por Phaidon y firmado por Joan Barzilay Freund, resulta de especial interés para todos los que buscan y se buscan en la decoración ajena. Gran formato, 266 páginas, la obra propone un recorrido por 25 de los estilos de diseño más notables del mundo a través de 150 interiores residenciales de grandes diseñadores de todo el mundo.
Dime qué casa te gusta y te diré qué estilo tienes
En el libro hay casoplones, nivel mansión, como era de esperar, pero también hay pisos más parecidos a la vida real. Y la división por estilos resulta muy interesante, porque nos ayuda a esbozar una descripción de nosotros mismos, de nuestro propio estilo. Entre ellos, los básicos minimalista y maximalista, monocromático o rústico, tropical o de inspiración art déco, pero también otros más sorprendentes como el biofílico, el coleccionista, el monocromático, el tropical o el orgánico moderno. Como escribe en la introducción de la obra Asad Syrkett, que fue director de Elle Decor, "en el diseño de interiores, el estilo es un lenguaje en sí mismo. El aspecto de una habitación es mucho más que la suma de sus elementos: plasma las preferencias estéticas de quienes viven en ella y condensa sus valores y aspiraciones, que beben de la cultura, la tradición y los caprichos inherentes al gusto personal".
La diferencia que Syrkett subraya entre conectar con el estilo de una casa a través de la pantalla de tu móvil y hacerlo a través de un libro como este es que la pantalla del móvil "puede ilustrar las diferencias entre innumerables estilos de diseño de interiores", pero "no nos sumerge lo suficiente en ellos como para obligarnos a explorar las sensaciones que podría transmitir una sala de estar o un comedor". El libro, añade, ofrece "una especie de antídoto contra esa forma más pasiva de ver las cosas y nos brinda una oportunidad para contextualizarlas".
Un ejemplo: acercarse al estilo monocromático
En el libro, cada capítulo dedicado a un estilo se abre con una página completa de texto que nos introduce en la materia. En el caso del estilo monocromático, por ejemplo, nos explica que "a la hora de trabajar con una paleta basada en un único color, la clave es el uso de capas, que transitan de las tonalidades más oscuras a las más claras, creando profundidad e interés visual. Los colores más oscuros aportan solidez a los espacios, mientras que los más claros añaden impacto visual".
A continuación nos presenta seis casas muy diferentes que podemos encuadrar en este estilo, entre ellas una casa familiar en Ámsterdam donde mandan los colores de frutos del bosque, del lila oscuro al rosa empolvado. La autora disecciona el salón y el comedor (foto superior) y explica cómo se decoró, con qué criterios y qué muebles. "La clave para infundir un color fuerte a un hogar, según Dohmen, es conectar las habitaciones con colores similares, 'esto permite que cada espacio tenga su propio carácter y, al mismo tiempo, se mantenga una sensación de equilibro, armonía y cohesión'".
Las claves del estilo atemporal
"La clave para evitar las tendencias reside en el arte de mezclarlo todo manteniendo una sensación de orden y contención", cita Barzila en su libro al interiorista Fabrizio Casiraghi. El estilo atemporal bebe de muchas fuentes diversas, pero nunca es un pastiche. "Los interiores atemporales buscan alcanzar el equilibrio y la cantidad justa de cada elemento", explica la autora. Son artísticos y acogedores, te trasladan al pasado pero sin convertirse en escenarios huecos. En palabras de la diseñadora londinense Tiffany Duggan, "la clave para crear espacios atemporales es reunir una selección variada de muebles y accesorios decorativos con una buena mezcla de épocas y orígenes. Esto facilita que la relevancia de un espacio siga vigente con el paso del tiempo".
Uno de los interiores que sirven de ejemplo a este estilo es un dormitorio de una casa familiar en Wiltshire (Reino Unido), obra de la diseñadora Henriette von Stockhausen. La habitación, en un edificio del siglo XIX, tiene el azul como hilo conductor cromático. Más en concreto, explica la propia autora de la estancia, la pieza que lleva la batuta es el cabecero en azules y rojos: "De ahí parten todos los demás colores, acentos y el ambiente general de la habitación". Muebles tradicionales de distintas épocas (un armario del siglo XVIII, una cómoda de estilo gustaviano pintada de azul, un cuarteto de xilografías japonesas de la década de 1880...) y tejidos diferentes se combinan con armonía entre sí, y consiguen una sensación acogedora desde el primer vistazo.
Minimalista: mucho más complicado de lo que parece
En el estilo minimalista, que trabaja fundamentalmente con el espacio vacío, no se da puntada sin hilo. Este estilo desnudo no va de poner pocos muebles en un espacio, sino en 'esculpir' ese espacio (en gran medida con la luz), elegir un mobiliario y una decoración que encajen a la perfección en ese paisaje desnudo, y, por supuesto, sentirse bien en él. Las casas se viven.
Uno de los exponentes del minimalismo cuya obra recopila la autora del libro es el arquitecto español Iker Ochotorena, quien lo define así: "Ponemos el vacío en valor. El vacío entendido como la atención a su proporción con respecto a la masa". Ejemplo: "En una sala de estar madrileña (foto superior) colgó sólo un cuadro (que él mismo había pintado) a un lado de la pared y no en el centro, como es habitual. No es una incongruencia, apunta. A su juicio, las ventanas tienen el mismo valor que el arte, por lo que la disposición de los elementos resulta equilibrada". Ochotorena también diseñó la mesa de centro de piedra negra y la alfombra de lana.
Maximalista: en el otro extremo del arco
El vacío no es para todo el mundo. Algunos llenamos nuestros hogares de cosas, de recuerdos, de obras de arte, de muebles, de cojines, de jarrones con flores... Pero hacerlo con acierto no es sencillo. La casa que abre este artículo es la del diseñador Sig Bergamin en Sao Paulo (Brasil). Él mismo dice que "el maximalismo consiste en abrazar la diversidad y la individualidad, en contar historias a través del diseño. Es un estilo que celebra la vida, el color y la alegría". Estos espacios, explica la autora del libro, "tienen una energía especial, una fuerza que despierta de golpe y acelera el pulso de cualquiera que los visita por primera vez; una mezcla de asombro, perplejidad y desconcierto. El maximalismo es un derroche de creatividad e imaginación, pero también de confianza y control. Cuando los colores, las texturas, los estampados y las siluetas se combinan al margen de los protocolos estilísticos habituales, hace falta una mano segura y firme para crear coherencia en lugar de caos".
Los ejemplos que incluye el libro van desde un señorial retiro en la campiña británica lleno de muebles de época al apartamento del diseñador Vincent Darré en París, donde el arte contemporáneo es lo que abarrota el espacio. Una vivienda en Bombay, otra en Los Ángeles y la maravillosa casa del mencionado Sig Bergamin completan el escaparate para introducirnos en un estilo que es pura energía.
Definir el estilo. Guía para la decoración de interiores
298 páginas. Gran formato, tapas duras. Puedes comprarlo aquí.