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Análisis

¿Es la eliminación del máximo líder de Hamas el fin de la guerra en Gaza?

La eliminación del máximo líder de Hamas cumple con el principal objetivo de Israel marcado tras el ataque del 7-O pero la regionalización del conflicto abre interrogantes

Manifestación por el fin de la guerra y la liberación de los rehenes, ayer en Tel Aviv.
Manifestación por el fin de la guerra y la liberación de los rehenes, ayer en Tel Aviv.Violeta Santos MouraREUTERS
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Con la eliminación del máximo líder de Hamas, Yahia Sinwar, en un enfrentamiento entre soldados israelíes y milicianos palestinos en Gaza, se abren varios interrogantes: ¿Qué va a pasar ahora? ¿Es éste el fin de la guerra? ¿Qué va a hacer Hamas?

Sinwar era el "objetivo número uno" de la masiva ofensiva militar de Israel contra Gaza tras el atentado terrorista del 7 de octubre de 2023. El jefe del ejército, Herzi Halevi, le atribuye el diseño de la operación y en los días que siguieron a una tragedia que dio paso a otra le señaló: "Es un hombre muerto".

Escurridizo, otros líderes de Hamas fueron asesinados antes que él. Fue el caso del número dos de la organización, Saleh al Arouri, que también ejercía como negociador y enlace con Irán. Murió el 2 de enero en un bombardeo israelí tras localizarle en un edificio del sur de Beirut. También el de Mohamed Deif, jefe del brazo armado islamista, en un ataque en julio en el sur de la Franja palestina. Y el objetivo más notorio de Hamas eliminado hasta hoy era el máximo responsable del Buró Político, Ismael Haniyah. Un misil impactó contra una residencia oficial donde se alojaba en Teherán tras asistir a la toma de posesión del nuevo presidente iraní, el pasado 31 de julio. Israel ha liquidado a más altos comandantes, mandos intermedios y bases de Hamas en estos 12 meses de operaciones bélicas.

Tras la eliminación de Haniyah, Sinwar ascendió a su puesto como caudillo del entramado islamista. Hasta entonces había sido líder del grupo palestino en la Franja de Gaza, nombrado en 2017 (había pasado más de 20 años en una cárcel israelí de la que salió en 2011), pero retenía una importante influencia dentro de la organización hasta considerársele más determinante en el curso de la guerra que el propio Haniyah, que vivía en el exilio desde el ascenso de Sinwar.

Israel difunde un vídeo que muestra al líder de Hamás antes de ser asesinadoE.M

La elección de Sinwar para presidir la cúpula frente a otras opciones se interpretó como un enroque de Hamas hacia la radicalización en pleno conflicto en detrimento de perfiles más políticos y con potencial negociador. Ahora, los islamistas palestinos se enfrentan a una nueva decisión para elegir a su sucesor. La disyuntiva es la misma: una figura de línea dura o una internacionalista. A estas alturas de conflicto, con el actual endurecimiento de la ofensiva israelí en Gaza y la apertura del frente libanés a cara descubierta, es poco probable que Hamas elija una desescalada.

La toma de esta decisión puede entrañar dificultades, con el liderazgo de Hamas muy desbandado tras algo más de un año de conflicto y con la mayoría de los líderes de peso que quedan en pie en el exilio. Habrá que ver qué nivel de influencia quieren ejercer sus aliados y patrocinadores, sobre todo, Irán, en una desescalada o en todo lo contrario. Máxime cuando todavía pende la respuesta israelí al lanzamiento de misiles por parte de Irán hace dos semanas (a su vez, en una espiral de represalias).

En agosto sonaron varios nombres para la cúpula, entre los que destacaba Khaled Meshal, quien ya fuera máximo líder de Hamas hasta que le pasó el testigo a Haniyah. También exiliado en Qatar como Haniyah, tiene -ya lo tenía en agosto- el inconveniente de que no es un líder de consenso entre los aliados de Hamas, principalmente Siria, a cuyo régimen se enfrentó durante la revolución contra Bashar Asad. Depende su elección de las cartas de las que disponga la organización, que cada vez son más escasas.

Resuenan otras figuras, como Musa Abu Marzuk o Khalil al Hayya, éste último hombre de confianza de Sinwar, nacido en Gaza y con buenas relaciones en el exterior y a la vez con la rama militar dentro de la Franja. Abu Marzuk está considerado próximo a Meshal, al igual que Nizar Abu Ramadan, otro posible candidato que se situaría en el sentido opuesto de la vía de Sinwar. Este sería ahora mismo el dilema.

A la pregunta de si la muerte de Sinwar deja descabezada Hamas y de si significa el fin del grupo palestino, la respuesta es que muy posiblemente no, vistos los precedentes. La muerte de Haniyah no lo ha sido. Y antes que él, Israel eliminó al jeque Ahmed Yasin, el fundador del movimiento islamista y líder espiritual, en 2004. Si ha logrado sobrevivir tras reveses como este o como la liquidación de otros líderes como Abdel Aziz al Rantisi, es que la hidra tiene muchas cabezas y todas ellas miran de frente a la muerte.

Por la parte de Israel, se ha cumplido uno de sus principales objetivos, que era dar caza y muerte al cerebro del 7-O. ¿Significa esto que es el fin de la ofensiva militar? Probablemente no. El principal objetivo marcado en las directivas del ejército israelí es eliminar completamente el liderazgo tanto militar como político de Hamas y destruir todas sus capacidades bélicas, pero también las de los otros grupos armados presentes en Gaza. Y eso aún no lo ha logrado. En paralelo, también tiene la misión de liberar a los rehenes que quedan en el territorio -se estima que serían 97, aunque se da por muertos a algunos de ellos- y, por último, asegurarse de que la Franja no sea nunca más una amenaza para la seguridad de Israel. Así pues, todo indica que la guerra va a continuar.

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, no ha dado señales de que se vaya a negociar un alto el fuego pronto. "Negociaremos bajo el fuego. Lo dijimos el primer día en Gaza y lo digo aquí", dijo ayer en la frontera con el Líbano. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lo ha dejado claro en su primera intervención tras confirmarse la liquidación de Sinwar: "La guerra no ha terminado".

Teniendo en cuenta que el conflicto se ha regionalizado y que en Líbano concretamente hay ya otra guerra abierta, la confrontación corre el riesgo de verse retroalimentada. En el enfrentamiento contra la milicia libanesa Hizbulá, que se recrudeció a finales de este verano, Israel logró eliminar a su líder máximo, Hasan Nasrala, el 27 de septiembre. Algo que, como con Haniyah y ahora con Sinwar, no ha sido sinónimo de un decaimiento de la guerra sino de todo lo contrario.