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Podría haber sido una noche perfecta si los organizadores de la gala de los Oscar hubieran contratado a Shirley Bassey (88) para interpretar uno de los temas en el homenaje en honor a la franquicia de James Bond. La británica, que vive en Mónaco desde hace varias décadas, es la única cantante en la historia del agente 007 que ha interpretado tres temas, en tres películas, Goldfinger (1964), Diamantes para la eternidad (1971) y Panorama para matar (1979).
En el escenario del Dolby Theatre cantaron Doja Cat, Raye y Lisa y bailó la actriz Margaret Qualley con un llamativo diseño rojo rodeada de efebos vestidos de negro. ¿Nos avisan de que será una de las próximas chica Bond? Dame Shirley Bassey -ha sido nombrada Comendadora de la Orden del Imperio Británico en 1994 y Dama Comendadora de la Orden del Imperio Británico en 2000 por la reina Isabel III- sigue conservando una voz potente que cuida a rajatabla.
Asimismo, sigue igual de disciplinada tras ocho décadas de carrera. Sin ir más lejos, la semana pasada tuvo un evento privado organizado por Forbes en el Sporting Club de Mónaco donde tenía que cantar una canción y, para esa noche especial, llevaba preparándose desde enero.
Una voz prodigiosa
Galesa de nacimiento, su madre era británica y su padre era de origen nigeriano, que abandonó a la pequeña Shirley cuando tenía dos años. Como la menor de siete hermanos quedó prácticamente abandonada a su suerte, aunque no olvida las veladas maravillosas vividas con su madre que "solía reunirnos a los niños para cantar canciones en familia, lo cual era divertido". En el colegio ya dio muestras de su prodigiosa voz, pero no la alentaron demasiado porque le hacían callar constantemente. Dejó el colegió y a los 15 años trabajó como empaquetadora en una fábrica mientras que por las noches cantaba en pubs locales y clubs obreros.
Sin comerlo ni beberlo, a los 16 años tuvo a su primera hija, Sharon, de quien nunca desveló el nombre del padre. Aguerrida, valiente y echada para adelante, a los 19 sacó su primer sencillo, Burn My Candle, que prohibió la BBC por su letra sugerente. Después lanzó As I Love You, que fue número uno en Reino Unido, lo que le convirtió en la primera artista galesa en conseguir este logro.
En 1961 lanzó su primer álbum, Fabulous Shirley Bassey y se casó con Kenneth Hume, de quien se divorciaría en 1965. Dos años antes había nacido su hija Samantha, cuyo progenitor fue cuestionado por su primer marido debido al romance de Bassey con el actor Peter Finch. Posteriormente se supo que Hume era gay y que había fallecido en 1967 por una sobredosis de drogas.
"No he encontrado felicidad en mi vida privada"
La consagración de Shirley a nivel mundial llegaría con el tema Goldfinger (1964) de la película homónima de James Bond. Paralelamente el éxito de sus conciertos y ventas de discos, la artista intentaba encauzar su vida sentimental casándose en 1968 con Sergio Novak, subdirector del hotel Excelsior de Venecia, con quien adoptaría a su hijo Mark. El ejecutivo no tardaría en convertirse en su manager pero, una vez más, el matrimonio terminaría en divorcio en 1979. Años después, la intérprete de The Shirley Bassey Singles Album, declararía que "he encontrado la felicidad en mi trabajo, pero no en mi vida privada".
A lo largo de su carrera ha vendido más de 140 millones de álbumes y sigue ostentando el récord de mayor permanencia en el top 40 de éxitos por parte de una mujer, nada mal para una mujer que no sabe leer partituras. En 1985 vivió la tragedia más grande de su vida cuando la policía encontró el cuerpo sin vida de su hija Samantha flotando en el río Avon en Clifton (Inglaterra). Un duro golpe que no ha terminado de superar. Sin embargo, ve la vida de color rosa: "Es muy importante no olvidarse de reír. La vida puede ser dura, así que mira el lado positivo y ríete cuando tengas la oportunidad", declaró hace tiempo.
En 2020 sacó su último álbum titulado I Owe It All to You con el que quiso dar las gracias a sus fans. Mujer sensible y solidaria, el otoño del año pasado subastó su colección privada de joyas en Sotheby's por 2,2 millones de euros que la artista donó a diferentes organizaciones benéficas. Como una de las cantantes favoritas de la familia real británica, Carlos III le honró en 2024 con la Orden de los Compañeros de Honor. Cuando su agenda se lo permite disfruta de sus cuatro nietos y su biznieta.