Hace unas semanas, Pablo Motos y El Hormiguero se metieron en un fregado importante: enterrar durante 48 horas a Plex, mientras el creador de contenidos retransmitía todo lo que estaba viviendo en el ataúd en directo. Aquel reto fue calificado por el propio Motos de "locura", pues las primeras 24 horas de Plex fueron bien, pero las 24 siguientes no fueron ningún camino de rosas. Plex llegó a desmayarse mientras inhalaba oxígeno de una bombona, se puso a romper los protectores del ataúd y empezó a decir cosas inconexas y sin sentido. Sin embargo, salió y fue un éxito. El Hormiguero venía pegando fuerte.
No es raro que El Hormiguero se la juegue en directo. Lleva años contando con colaboradores que montan espectáculos que, además de requerir un trabajo de construcción y preparación impresionante, se la juegan en vivo. No se me olvidará la que se lió aquella noche del año 2011 en la que El Hormiguero le cortó la cabeza a Dani Martín en directo y después terminó el programa con un Pablo Motos haciendo el papel de acojonado, haciendo creer a todos los espectadores que un fallo en un truco de magia había desmembrado a Dani Martín.
Han pasado 13 años, y todavía, si buscas "Dani Martín, guillotina", salen decenas de vídeos en los que se asegura que "Pablo Motos mató a Dani Martín". Aquello fue un truco de magia, nada más y nada menos, y un poco de teatrillo para "devolver la magia de la magia", según aseguró Jorge Salvador no hace mucho. Sin embargo, lo que ocurrió anoche en El Hormiguero no tenía nada de truco de magia. De hecho, si algo hubiese salido mal, no sé cómo habrían salido de esta, pues lo que hizo anoche Marta, la mujer adrenalina, puso el corazón en un puño a todo El Hormiguero, a Pablo Motos, a Ana Mena —la invitada de anoche— y a las decenas de espectadores que se agolpaban en la calle Alcalá, a las puertas del plató de El Hormiguero.
Mientras Ana Mena puso la parte festiva y lúdica a El Hormiguero, tirándose un vaso de agua encima sin querer, y contando como se quedó un fin de semana en un Airbnb y al despertarse una mañana se encontró que en el salón estaban grabando una peli porno. Fue Marta Jiménez la que llevó al límite al programa.
Un salto base, a 60 metros de altura, en El Hormiguero
No sé si vivirlo en directo da más miedo que verlo desde casa. Marta se lanzó a las 23:05 horas de la noche al vacío desde 60 metros de altura para hacer un salto base en directo. El equipo de Marta y el de El Hormiguero llevaban meses preparando este reto. Se quiso hacer la semana pasada, pero las condiciones atmosféricas no lo permitieron, ya que en un salto de este tipo las rachas de viento son claves. Si te pilla una racha mal avenida, el riesgo que se corre es muy serio.
De lo que nadie puede dudar es que cuando El Hormiguero quiere montar un buen espectáculo, tira la casa por la ventana. Lo dijo anoche Pablo Motos: "No es nada fácil montar una grúa y todo lo que se necesita para hacer esto". Pues la grúa estaba montada, las medidas de seguridad también, el punto donde tenía que caer Marta estaba listo, en el parking de Porcelanosa, el edificio que está justo al lado del plató de El Hormiguero —y que debe vivir más de las locuras de El Hormiguero que de los azulejos que vende— también estaba preparado. Solo faltaba que Marta se subiera a 60 metros de altura y comprobara que las bandas que marcaban la dirección y la fuerza del viento estuvieran correctas para lanzarse.
Y se lanzó, claro que se lanzó. Marta ha hecho auténticas locuras en El Hormiguero. Hace unas semanas se tiró desde no sé cuántos metros de altura a un cúmulo de cajas en el mismo parking. Se quedó encajonada y hubo también algún que otro momento de tensión. Pero lo de anoche superó todas esas locuras. Tanto, que hubo un momento al principio del salto, cuando tenía que abrir el paracaídas, que los gritos de Ana Mena y Marron, pensando que no podía, fueron la mejor descripción de lo arriesgado que era.
Lo hizo perfecto. Gritó como una loca. El subidón de adrenalina fue evidente. Se abrazó a Pablo Motos como pocos invitados lo han hecho, y siguió gritando, mientras Ana Mena se llevaba las manos a la boca. Se la jugaron mucho, pues, tal y como explicó la mujer adrenalina, el paracaídas funcionó bien, pero las rachas de viento la desplazaron durante unos instantes que para ella fueron críticos.
"¡Esto es para recordar! ¡De todo lo que he hecho, para recordar!", fueron sus primeras palabras. El equipo de El Hormiguero solo podía articular tres palabras: "Ha sido impresionante".
La "locura" de El Hormiguero
Pablo Motos, que por norma general siempre mantiene la calma y deja que sean los invitados y su equipo quienes visibilicen sus emociones, estaba como pocas veces se le ha visto. Se notaba a la legua que lo había pasado mal de verdad. Aunque quede muy bonito y sea impresionante, si algo sale mal hay una persona —experta, desde luego— jugándose la vida, pero también millones de personas viéndolo desde casa. ¿Y qué quieres que te diga? No está el horno para bollos.
"¡Qué locura, Dios!", gritaba Pablo Motos. "¿Qué te ha pasado por la cabeza?", le preguntó a la mujer adrenalina, mientras por detrás se escuchaba a Ana Mena decir una y otra vez: "Felicidades". Marta prácticamente no podía hablar. El subidón de adrenalina que debía tener le hacía muy complicado explicar qué había sentido. "El viento no estaba nada fácil... El aterrizaje, perfecto, pero justísimo", confesaba.
"Madre mía, ha sido brutal. ¿Sabes lo bueno? Que lo tienes grabado con todas las cámaras", ponía un poco de humor Pablo Motos. Hasta la pareja de Marta, Erick, también experto en este tipo de saltos y la persona que la acompañó antes del salto, reconoció que le "tembló la mano" cuando Marta pilló esa racha de viento traicionera.
"Ha sido uno de los momentos importantes de El Hormiguero", continuó Pablo Motos, que todavía seguía como un niño que se despierta la noche de Reyes. "El corazón se me ha salido dos veces por la boca y una por los ojos".
El reto estaba conseguido, todo el mundo estaba bien, no había ninguna guillotina de por medio, pero, efectivamente, como le dijo Pablo Motos a Marta y a Ana Mena: "Ha habido un momento en que el programa de entretenimiento se nos ha ido muy lejos". Pues sí, para qué lo vamos a negar.