"...¿Qué soñará mi hermana? / ¿Con el mar de Canasí / en su humedad verdísima? / ¿Que la libertad es un pájaro que emigra / y no regresa? / Mi hermana sueña conmigo / porque soy la gemela de su tristeza. / Ella me besa con todos los perdones que no se dijeron, / de hija sin padre y padre sin entierro...".
Los versos anteriores son extractos de Mi hermana duerme, un poema que María Cristina Garrido escribió en la cárcel para su hermana Angélica como regalo de cumpleaños el 24 de diciembre de 2022. Esa madrugada había muerto la madre de ambas. Angélica escuchó entre lágrimas las palabras que le dedicaba María Cristina una semana más tarde, el 31 de diciembre. Las dos fueron castigadas en las mazmorras del castrismo, acusadas de "atentado" y "desacato". Angélica, la hermana mayor (con 45 años), fue liberada en julio de 2024 y ha solicitado asilo político en España. No obstante, María Cristina (de 42) continúa apresada. Ella fue condenada a cuatro años más de prisión.
Angélica y María lideraron las protestas en su pueblo, Quivicán (provincia Mayabeque), el 11 de julio de 2021. "Fue uno de los días más felices de nuestras vidas", recuerda la ex presa política Angélica. Es el único momento de la conversación con Crónica en el que habla con entusiasmo. "Pensábamos que se había acabado el comunismo. Nos sumamos a esa reacción espontánea del pueblo de Cuba y salimos a celebrar nuestros derechos y a gritar ¡libertad!".
Pero la libertad no llegó y más de 1.200 personas fueron detenidas. Un acuerdo impulsado por la Casa Blanca de Biden, junto al Vaticano, prometía la liberación de 553 presos políticos. Sin embargo, en sus primeras horas de presidencia, Trump ha revocado el acuerdo y ha vuelto a incluir a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo. Sólo dio tiempo a liberar a unos pocos. Entre ellos, no se cuenta a María Cristina.
Poco duró la alegría de ese día "inolvidable" y "precioso" en el que las hermanas Garrido protestaron pacíficamente. El 12 de julio fueron encarceladas "de forma arbitraria", según cuenta Angélica. El martirio comenzó en el coche donde las trasladaban. "Nuestras cabezas estaban al suelo, para que las personas no vieran lo que estaba pasando. Casi no podíamos respirar. Tomaron mi mano derecha y me echaron los dedos bruscamente hacia atrás... Me oriné encima por el dolor inmenso que estaba sufriendo".
Las llevaron a la policía de Quivicán. De allí al centro de detención conocido como Técnico San José, "que es donde comienzan los procesos de investigación con unos interrogatorios tediosos, extensos y torturadores". Estuvieron, continúa Angélica, en una celda "extremadamente estrecha de uno por cinco, sin medidas higiénicas ninguna. No sabíamos si era de día o de noche porque la luz estaba encendida todo el tiempo".
En ese lugar las aguerridas Garrido hicieron una primera huelga de hambre. María Cristina se desmayó en los brazos de su hermana. Entonces, se llevaron a María Cristina a otra prisión, donde "la tenían aislada y la golpeaban para que gritara 'viva Fidel', 'viva el socialismo', 'viva el comunismo'".
El 11 de julio de 2021 fue uno de los días más felices de nuestras vidas... Pensábamos que se había acabado el comunismo
"Mi hermana jamás se doblegó", dice Angélica orgullosa. Diez días más tarde la devolvieron al Técnico San José. "Fue cuando vi todas las marcas que tenía en el cuerpo por los golpes que le dieron". Un mes después fueron trasladadas a la Prisión de Mujeres de Occidente, conocida como El Guatao. Allí, siempre según los recuerdos de Angélica, continuaron las torturas.
Con las Garrido se ensañaban más que con otras manifestantes del 11 de julio. La hermana menor explica que se debía a su participación en el Partido Republicano de Cuba, con el que todavía se oponen frontalmente al régimen, Angélica como directora del Frente Femenino y María Cristina como directora ejecutiva del Frente Republicano.
Uno de los peores días que Angélica pasó en prisión fue cuando le informaron de la muerte de su padre, en septiembre de 2022. "Mi cuerpo comenzó a temblar y no atinaba a nada. Mi hermana de causa, Lizandra Góngora me ayudó a vestirme porque no podía ni tan siquiera caminar". La madre de ambas, entretanto, iba todos los días a El Guatao, primero apoyada en su bastón y luego en silla de ruedas, a exigir la liberación de sus hijas. Pero tres meses después de que el padre muriera, la madre también falleció. "Mis padres eran ancianos y no soportaron el dolor de la separación de sus hijas, no soportaron la injusticia... Murieron porque no soportaron tanta tristeza".
Los padres de María Cristina y Angélica también sufrieron el castrismo en su juventud. "Mi padre fue víctima del comunismo. Estuvo en un campo de concentración que hizo Fidel para las personas que leían la biblia, para los homosexuales, para los intelectuales... A mi padre lo encerraron por leer la biblia". Su madre también fue perseguida y amenazada por sus ideas contrarias al régimen. "Nosotras siempre crecimos con los ojos abiertos", asegura Angélica.
"Mi hermana y yo estamos vacunadas en contra de la del síndrome de Estocolmo. Nosotras nunca hemos aplaudido las migajas, sabemos que vivimos un campo de concentración y que no hay que agradecerle la benevolencia a los tiranos ni a los asesinos", dice tenaz la cubana. Sobre haber vivido bajo el régimen castrista, Angélica comparte que "es difícil vivir con tantos años en un sistema que te tiene silenciad, que no permite que puedas crecer como ser humano".
Nosotras nunca hemos aplaudido las migajas, sabemos que vivimos un campo de concentración y que no hay que agradecerle la benevolencia a los tiranos
Ella ha tenido que soportar ver a sus hijos pasando hambre. "Vivir bajo el comunismo es estarte mutilando desde que te levantas hasta que te acuestas porque no paras de pensar qué vas a hacer para darle de comer a tus hijos... Es duro ver que pasan cumpleaños, que pasan fechas conmemorativas y que solamente tienes que dejarlas pasar".
En contra del acuerdo promovido por Biden
Como víctimas del castrismo, las Garrido se opusieron al acuerdo de liberar a algunos presos a cambio de quitar a Cuba de la lista de países que apoyan el terrorismo. "Mi hermana escribió una carta a Trump pidiéndole que no quitara a Cuba de esa lista, no solamente porque apoya el terrorismo, sino porque ejerce el terrorismo de Estado contra su propio pueblo".
Angélica critica, además, que Biden "ha violado y le ha faltado el respeto la soberanía de todo un pueblo. Le ha faltado también a la seguridad nacional de Estados Unidos y no tuvo ni tan siquiera el coraje y la firmeza de exigirles, ya que negoció con estos asesinos, la liberación de todos los presos políticos de manera inmediata".
Cuba no solamente apoya el terrorismo, sino que ejerce el terrorismo de Estado contra su propio pueblo
María Cristina es una de esas personas que no fue liberada con el fugaz acuerdo. Ella es poeta y madre de tres hijos y unos cuantos libros. Desde la cárcel escribió un poemario titulado Voz cautiva. Lo hizo a escondidas y con la complicidad de otros presos que le regalaban algún bolígrafo o lápiz y trozos de papel para escribir. "El arte ayuda mucho, es la manera de expresarse que tiene el alma para drenar el dolor a través de las palabras", expresa la hermana de la poeta.
Mientras estuvo detenida, Angélica también se refugió en la escritura. "La primera carta la escribí cuando estaba en la celda de castigo bajo una cámara de vigilancia". Se pinchó el dedo con una aguja y su sangre se convirtió en tinta para escribir la palabra "libertad". "La sangre es simbólica. Simboliza pureza, inocencia y era una manera de demostrar nuestra inocencia", justifica.
Tras 66 años bajo el castrismo, en los que ambas dicen que han tenido "los ojos bien abiertos", sin confiar en las "migajas de la dictadura", Angélica está segura de que pronto verá la democracia en su país. "Este 2025 será el año de la libertad de América, mi hermana. El Señor está alineando todas las cosas de manera perfecta y exactas en su tiempo, tenemos muchos hombres políticos presidentes que son amantes de la libertad y de la democracia", dice confiada. "Tengo fe", remata sin titubear.