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El envejecimiento demográfico es uno de los fenómenos que, unido a la caída de las tasas de natalidad, más impacto va a tener en la estructura económica del país en los próximos años. La pirámide poblacional ya se parece más a una ánfora, con una base muy estrecha por la falta de niños, pero ese envejecimiento paulatino de la sociedad no se produce de forma homogénea en todas las zonas de España. Zamora, en la despoblada Castilla y León, es la provincia con la edad media más elevada del país: sus habitantes tienen de media 51 años; mientras que en el extremo opuesto se sitúa la ciudad autónoma de Melilla, con 36,5 años.
El extremo noroeste del país es el que presenta una población más envejecida: Galicia, el Principado de Asturias, casi toda Castilla y León y Cáceres son las regiones con las edades más elevadas en media; en comparación con el sur y litoral mediterráneo, donde la población es más joven, según el Atlas de distribución de la renta publicado este martes por el INE.
A Zamora le siguen Orense, con una edad media de 50,4 años; Lugo, con 49,8; León, 49,3, y Asturias y Salamanca, donde la media edad está en los 48,7 años en ambas. Mientras que las provincias e islas más rejuvenecidas del país, por detrás de Melilla y Ceuta (38,3 años), son Fuerteventura (40,1 años), Almería (40,5) e Ibiza y Formentera (40,8).
Más allá de estos promedios, son muchos los pueblos de la España vaciada en los que la edad media de la población es muy superior. A la cabeza se encuentra Ventosilla y Tejadilla, un municipio segoviano que cuenta con una veintena de habitantes con una edad media de 74,7 años. Lo mismo sucede en la localidad soriana Torreblacos, con 74,4 años, o el toledano Navalmoralejo, con 73,4.
La acumulación de población de más edad conlleva una mayor proporción de personas mayores de 65 años, lo que supone que en ciertas provincias abundan los pensionistas y faltan jóvenes trabajadores. En Zamora, por ejemplo, uno de cada tres residentes supera los 65 años (el 31,7%), y lo mismo sucede en Orense (31,3%), Lugo (29,7%) y casi en León (28,3%) y Asturias (27,4%).
Dado que el sistema de Seguridad Social funciona con una caja común en todo el territorio, estos lugares no tienen problemas para financiar sus pensiones públicas, pero si cada uno tuviera que financiar las suyas con cargo a las cotizaciones de los trabajadores estarían en serias dificultades. En Ceuta y Melilla, por el contrario, sólo un 13,1% y un 11,9%, respectivamente de la población suma más de 65 años.
La presencia de más población mayor en algunas zonas del país redunda, a su vez, en una proporción más elevada de hogares unipersonales, en los que en la mayor parte de los casos residen personas mayores que se han quedado solas en su vejez. Ávila está a la cabeza de esta situación, ya que 4 de cada 10 viviendas están ocupadas por una única persona. Le sigue Zamora, la más envejecida, con un 38,1% de hogares unipersonales, y, en tercer lugar, Soria, con un 37,1%.
Melilla es, además de la más rejuvenecida, la que cuenta con menos proporción de hogares en los que vivan personas solas (tan sólo el 20,3%), seguida de Sevilla (24,5%), Murcia (24,5%) y Cádiz (25,7%).
La inmigración rejuvenece
Los datos del INE muestran también una correlación entre el envejecimiento demográfico y la menor proporción de población de origen extranjero. Esto se debe, por un lado, a que los inmigrantes suelen tender a asentarse en núcleos con más oportunidades laborales y en los que, por ello, vive más población joven o en edad de trabajar, y, por otro lado, a que los ciudadanos de origen foráneo tienen más disposición a tener hijos, por lo que su arraigo en algunas zonas contribuye a impulsar la natalidad y rejuvenecer la sociedad.
Por esa razón, las zonas más envejecidas del país son al mismo tiempo las que cuentan con más proporción de población autóctona. Zamora es una de ellas, con un 95,6% de españoles, junto con Cáceres (96,1%), Badajoz (96,5%), Córdoba (96,8%) y Jaén (96,9%).
En el lado opuesto se sitúa la isla de Fuerteventura, donde uno de cada tres es extranjero; Ibiza y Formentera, con un 27,5%, Lanzarote (22,9%) y Alicante (22,1%).
Si se bucea en el mapa de municipios, se encuentran casos llamativos como el de Torre del Burgo, una localidad de Guadalajara en la que sólo el 11% de la población es española, el 89% restante son extranjeros que se han instalado atraídos por el empleo que da la producción de espárragos; o Rojales, en Alicante, conocido por su colonia de británicos, en el que sólo un 31,1% de los residentes son de origen español, según los datos del INE.