- Siria Los rebeldes sirios se encuentran a seis kilómetros de la ciudad de Homs tras la toma de control de la estratégica Hama
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La ofensiva rebelde contra el Gobierno de Bashar Asad ha anunciado este domingo que "comienzan a entrar en Damasco", mientras en algunos barrios de la capital se produjeron levantamientos populares contra el régimen. Previamente, los rebeldes anunciaron a última hora del sábado que habían tomado la ciudad estratégica de Homs, a unos 160 kilómetros al norte de Damasco. "Estamos viviendo los últimos momentos de la liberación de la ciudad de Homs (...) este acontecimiento histórico que distinguirá la verdad de la mentira", declaró el líder rebelde, que utilizó su nombre real en lugar de su nombre de guerra, Abu Mohamed al Yolani, en Telegram. Una versión desmentida por el Ejército sirio, a través de la agencia estatal SANA, que asegura que la situación es "segura y estable". Además, la captura el viernes de la ciudad sureña de Daraa permitió a los rebeldes abrir un nuevo frente desde el Sur para llegar a la capital. Por otro lado, la toma de la ciudad histórica de Palmira, en el corazón del país, brindó a los insurgentes otra vía para intentar acceder a la principal urbe desde el Noreste.
En los últimos días, las fuerzas del régimen se han replegado localidad tras localidad, permitiendo a las facciones islamistas lideradas por Hayat Tahrir Al Sham -ex filial de Al Qaeda (HTS)- tomar bajo control gran parte del noroeste y sur de Siria.
El comandante de HTS Hassan Abdul Ghani declaró en su canal de Telegram que se encuentran en la "etapa final" de su ofensiva que pretende derrocar al Gobierno. En un intento de calmar las aguas, el ministro del Interior sirio, Mohammed al-Rahmoun, declaró que el ejército ha desplegado un cordón "impenetrable" en las afueras de Damasco. "Hay un cordón militar y de seguridad muy fuerte en los extremos más alejados de Damasco y sus alrededores. Nadie puede penetrar esta línea que nosotros, las fuerzas armadas, estamos construyendo", aseguró en una intervención en la televisión estatal.
A lo largo del día, los medios oficialistas emitieron mensajes de calma, asegurando que Asad seguía en la capital "llevando a cabo su trabajo", ante los crecientes rumores sobre una posible huída del país. "La verdadera batalla que libra nuestro país es la batalla por la identidad nacional. La batalla geográfica es secundaria", señaló el primer ministro sirio, Mohammed Ghazi al-Jalili.
A 10 kilómetros del centro de Damasco, en el suburbio sureño de Jermana, los manifestantes derribaron la estatua del difunto padre del presidente sirio e intentaron acceder a edificios gubernamentales, según informó un canal de televisión local.
Se trata de un barrio de población drusa, una minoría religiosa que ha obtenido ciertas concesiones durante la guerra a cambio de un apoyo tácito al régimen. Dentro de la capital en Midan, uno de los mayores barrios de la ciudad, decenas de ciudadanos se movilizaron en las calles pidiendo la caída de Asad. Karam, un joven que vende telares en el barrio, declaró a EL MUNDO por teléfono que no ha visto un levantamiento popular en la zona, pero que se respira mucha tensión entre los vecinos de su calle.
"La gente está muy nerviosa, hay mucha incertidumbre. Muchos hacen cola para comprar provisiones y se van directamente a casa. Los cafés están vacíos", explica.
"Ayer [por el viernes], sí que vi soldados en el barrio, pero hoy no he visto más movimiento", añade. Karam admite tener miedo por cuán impredecible es el momento actual, en el que una ofensiva relámpago de facciones islamistas podría provocar la caída de una dinastía familiar que cumple 53 años en el poder, en medio de una guerra que ha causado más de medio millón de muertos y miles de desaparecidos.

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Al norte de Damasco, en la ofensiva para entrar en la ciudad de Homs, los insurgentes están penetrando en la urbe desde el Norte y el Este, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que cuenta con una extensa red de fuentes sobre el terreno. La captura de Homs, la tercera ciudad más grande de Siria, no solo facilitaría el acceso a la capital desde el Norte, también cortaría la conexión entre Damasco y las zonas costeras occidentales, bastiones populares de Asad.
El régimen perdería además el acceso a casi todos los cruces fronterizos con Líbano, golpeando la red de suministros por la que Irán envía armas a la milicia aliada Hizbulá.
Retirada del Sur
Durante la jornada de este sábado, el ejército sirio se retiró de gran parte del sur del país, incluyendo sus tropas en los Altos del Golán.
El ejército israelí declaró que ha desplegado "fuerzas reforzadas" en los Altos del Golán ocupados para apoyar a las fuerzas de la ONU que se encuentran en la zona.
En el este de Siria también hubo un repliegue de las fuerzas oficialistas en varias localidades y, según Turki Al-Mahalawi, alcalde de Al-Qaim, ciudad fronteriza con Irak, unos 2.000 soldados habrían cruzado la frontera buscando refugio, según aseguró el funcionario a Reuters. Los países colindantes con Siria han anunciado el cierre y el refuerzo de la seguridad fronteriza ante la escalada del conflicto de los últimos días.