Treinta minutos para saber si esos despistes, los cambios de humor o encontrar esa palabra clave esconden el inicio de una demencia. ¿Cómo? A través de un cómodo gorro que contiene sensores que detectan la actividad eléctrica superficial del cerebro, conocida comúnmente como ondas cerebrales.
¿Qué puede encontrar? Alzhéimer o una enfermedad neurodegenerativa vascular o frontotemporal. El problema con el que se encuentran los médicos es que la mayoría de ellos, "especialmente en su forma leve, también pueden describirse como "signos de la vida" en la vejez", explica Jurij Dreo, CTO, director de I+D y co-fundador de BrainTrip.
Su proyecto, validado ya en más de 500 pacientes, combina la neurociencia del electroencefalograma con la aplicación clínica práctica, "una revolucionaria tecnología de detección de la demencia", apunta el investigador esloveno.
¿Por qué inventar un gorro para detectar los síntomas leves? Porque el diagnóstico en fases iniciales ayuda a intervenciones terapéuticas que tienen impacto en la evolución, algunas farmacológicas. El mismo Jurij Dreo lo vivió de cerca con su abuela. Sus problemas de memoria se vincularon al envejecimiento, y solo consiguió atención clínica cuando el deterioro ya había avanzado bastante.
"Es casi imposible diferenciar con precisión entre los síntomas leves de la demencia en fase inicial y los síntomas de cansancio, falta de energía, exceso de trabajo o simple confusión temporal", reconoce Dreo. Por ello, resulta vital emplear marcadores biológicos objetivos de la enfermedad para su detección precoz.
"Actualmente, en la práctica clínica, las pruebas biológicas se utilizan para confirmar un diagnóstico y no para detectar los primeros signos de la enfermedad", reclama. Por eso, menos de la mitad de los casos de demencia llegan a diagnosticarse, y "menos del 10% se diagnostican en las primeras fases de la demencia, cuando el tratamiento es más eficaz", añade.
Las cifras de la demencia en España y el mundo
Cada año en nuestro país se diagnostican unos 40.000 nuevos casos de alzhéimer. En total hay 800.000 españoles que sufren esta enfermedad y son 55 millones de personas con demencia en todo el mundo. Además, se estima que más del 50% de los casos leves no están detectados.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en la Unión Europea, la media global de tiempo entre que se notan los primeros problemas y se hace el diagnóstico puede ser de hasta a 2,1 años.
También existen muchos errores de diagnóstico: entre el 30 y el 50% de las personas con algún tipo de demencia no son diagnosticadas formalmente y hasta un 30% de las personas que han sido diagnosticadas en fases iniciales sólo basándose en la evaluación clínica no padecían realmente esta enfermedad, lo que hace imprescindible el uso de técnicas diagnósticas complementarias, especialmente en fases muy iniciales de los síntomas.
Debido al envejecimiento de la población, su incidencia sigue en aumento: en 2050 se estima que habrá más de 115 millones de personas que padezcan esta enfermedad en el mundo, según previsiones de la OMS.
¿Cómo funciona BrainTrip?
Todo esto justifica el desarrollo de BrainTrip, finalista europeo de la categoría Mejora de la Salud y Tecnología Digital (e-Health) de la séptima edición de los Premios a la Innovación Social de Fundación Mapfre. "Nuestro enfoque se basa en dispositivos EEG móviles no invasivos de última generación y en enfoques de big data para analizar la información cerebral".
El test BDI (cuyas siglas responden a BrainTrip Dementia Index) se desarrolló para detectar los signos cognitivos de la demencia, independientemente de las causas subyacentes. "Es específico del deterioro de la estructura y función cerebral que conduce al deterioro cognitivo, no de la etiología que causa esta disfunción cerebral", puntualiza.
La conexión entre la demencia y las anomalías cerebrales se describió neurocientíficamente por primera vez hace más de 100 años, "cuando un neurólogo alemán llamado Alzheimer estableció cuantitativamente el vínculo entre los síntomas de la demencia y los cambios cerebrales observables al microscopio", apunta el investigador. En el último siglo, un enorme número de cambios cerebrales (estructurales, moleculares, eléctricos, bioquímicos) se han relacionado con distintos tipos de demencia.
Las actuales herramientas que emplean los médicos para diagnosticar esta enfermedad se basan en estos cambios para diferenciar los cerebros sanos de los que padecen demencia. Sin embargo, "el problema al que se enfrentan los médicos es que la mayoría de estas herramientas son demasiado caras, complicadas o invasivas para usarlas en la detección de signos de demencia en todas las personas mayores de 60 años. Una excepción importante es la medición de la actividad eléctrica del cerebro realizada con EEG (electroencefalogramas)", detalla Dreo.
A los datos del EGG obtenidos del gorro, se unen las ventajas de la inteligencia artificial para optimizar los procesos analíticos. "Utilizando un enfoque neurocientífico de big data, identificamos alrededor de 500 de los biomarcadores más predictivos y robustos para la demencia", explica.
"Se trata de análisis avanzado de ondas cerebrales para distinguir con precisión entre cerebros sanos y aquellos con demencia"
De manera que cada paciente recibe una puntuación de su estado. "La IA se emplea como herramienta de agregación de datos, procesando los valores de los biomarcadores y produciendo una evaluación resumida. Este resumen es un único número, que oscila entre 0 y 100 puntos, denominado Índice de Demencia de BrainTrip (BDI)".
El investigador resume su trabajo como "un análisis avanzado de ondas cerebrales para distinguir con precisión entre cerebros sanos y aquellos con demencia" y lo presenta como una herramienta útil para los clínicos.
"Todo este proceso es revolucionario, no solo porque permite la evaluación objetiva de los signos de demencia, sino también porque es el primer escáner cerebral real disponible en el punto de atención sin necesidad de derivaciones", remacha.