Una columna vertebral de roca de unos 25 kilómetros de longitud se levanta en el noreste de la Comunidad, separando nuestra provincia de Guadalajara. Los imponentes muros de caliza y dolomía se alzan hasta 50 metros, repletos de agujeros y oquedades donde apoyar pies y manos para trepar a sus cimas, convirtiendo este escenario de piedra en un paraíso de la escalada. Estamos en Patones, una de las mejores escuelas de este deporte en la región, con más de mil vías o rutas de todos los niveles de dificultad en cinco secciones diferentes: Peñarrubia, El Vellón, Patones Pueblo, Cañón de Uceda y Pontón de la Oliva.
En las paredes de color anaranjado de Patones han aprendido grandes escaladores madrileños desde los 70. Uno de los más célebres, Carlos Suárez, fallecido esta semana en un accidente de paracaidismo, pionero de la escalada en solo (sin cuerda) en nuestro país, que firmó en Patones legendarias ascensiones de máxima dificultad como Posible Misión en 1992 -el primer 8a que se hizo sin cuerda en España- y Desmond Tutú (7c+/8a). Un inciso sobre estas cifras: los escaladores gradúan las vías basándose en diferentes factores como su complejidad técnica y física y la exposición, estableciendo así un nivel orientativo de dificultad, y bautizan a las vías que abren o hacen por primera vez.
En esta Aventura Cercana queremos rendir homenaje a Carlos y su legado, descubriendo estas paredes que le vieron crecer y hacerse grande. Enclavado en el corazón de la Sierra Norte de Madrid, a unos 60 kms. de la capital, también se le conoce como el «Reino de Patones»: en el siglo XVI unos pastores formaron una alquería dependiente de la vecina aldea de Uceda que llamaron Patón por el apellido de sus fundadores. El barrio estaba olvidado y los vecinos necesitaban una autoridad, así que nombraron a un rey propio, el Rey de Patones, una especie de alcalde o juez de paz que administraba justicia entre los vecinos, de ahí su denominación.
Patones es conocido por su rico patrimonio histórico y natural: aquí se encuentra la presa del Pontón de la Oliva, la más antigua de Madrid, el yacimiento arqueológico de la Dehesa de la Oliva (asentamiento prerromano, luego necrópolis visigoda) y parajes sorprendentes como el Cancho de la Cabeza, los meandros del río Lozoya o las espectaculares cárcavas, un mini Cañón del Colorado... Las numerosas rutas por sus tesoros paisajísticos las aparcamos para otra ocasión, ahora nos centramos en aprender a ascender con manos y pies por sus volubles formaciones verticales con los expertos de Madrid Adventours, que organiza bautismos de escalada, cursos de iniciación y avanzados en Patones, en La Pedriza y básicamente «en cualquier lugar que tenga una pared a la que podamos subir y colgarnos», dice Fran Vázquez, su fundador.
«En los bautismos los participantes tienen toma de contacto con la roca, montamos las vías y los aseguramos para que prueben el deporte; en los cursos nos centramos más en la formación: enseñamos a los alumnos los elementos necesarios para que luego puedan salir por su cuenta y escalar de forma asegura, por ejemplo, a usar el grigri (un asegurador), a montar y desmontar reuniones, a poner las cinta exprés y pasar la cuerda por las cintas... Todas las técnicas necesarias para que puedan salir al monte de una forma autosuficiente y segura».
Madrid Adventours proporciona todo el equipo necesario en los cursos: arnés, casco, pies de gato, cintas y cordinos, cuerdas... y tanto en el bautizo como en los cursos de iniciación, sus profesores nos darán los consejos para trepar fluidamente por las paredes. Fran nos desvela algunas de las claves: «Lo primero es intentar escalar con los brazos estirados. Tendemos a ir con los brazos encogidos porque nos da una sensación de más seguridad, de hacer más fuerza, pero esto nos cansa mucho, sobre todo al principio, así hay que aprender a escalar con los brazos estirados y relajados, dentro de la tensión de estar colgado».
En Patones existen varias zonas con vías sencillas de V y VI grado para poner en práctica la teoría: por ejemplo, el Maracaibo y el Cielo líquido. Si nos engancha este deporte, también imparten cursos específicos de clásica, varios largos y artificial.
Cuando tengamos dominada la escalada, quizás podremos optar a hacer una vía emblemática, la de Patonejos: «Fue el primer 7a que se abrió allí. Es una vía muy bonita y divertida porque tiene diferentes secciones que te hacen escalar de diferentes maneras», cuenta Fran, que desgrana además otra razón de peso para subir paredes: «La escalada es uno de los deportes más completos, genera una buena condición física, permite desarrollar el control mental, conocimiento del cuerpo y confianza».
Si se anima a probar la escalada, cuando esté encordado/a, y con todo el respeto del mundo, eche una mirada a las alturas y siéntase unido al propósito de Carlos Suárez, un deportista grande, una mejor persona que abrió caminos y nos dejó atónitos con sus logros. ¡Va por ti, Carlos!
Ficha técnica
ACTIVIDAD: Bautizo y cursos de escalada en Patones
DIFICULTAD: Nivel de acceso
DISTANCIA: 75 kilómetros
MÁS INFORMACIÓN: 648772948 / madridadventours.com