La última moda es desparasitarse.
Mel Gibson —¿pero no iba a hacer una película sobre Don Pelayo?— le ha dicho a Joe Rogan (el podcaster al que acudió Trump para ganarse al público joven) que tiene amigos que se han curado el cáncer tomando un antiparasitario -ivermectina- para perros...
...Una amiga mía -de las que se pusieron a acumular latas de atún y botellas de butano por si el gran apagón llegaba en 2021- también toma ivermectina y se la da a sus hijos. Según ella, le ha curado todo y tiene mejor piel que nunca. Lo más gracioso es que contaba que muchos en Madrid (un grupo de Telegram al que dedica horas) lo hacen e incluso algunos ponen un plástico en el retrete para poder contemplar a los gusanos emergiendo de las heces diciendo (imagino): «¡Hola!». La desagradable imagen me recuerda a uno de esos quesos Stilton tan buenos que ya no se venden en las tiendas. (Aunque leo en internet que los parásitos desalojados salen muertos).
Los parásitos tienen mala reputación, pese a que en los últimos años se estudia su uso para tratar enfermedades autoinmunes o para limpiar las heridas de personas diabéticas. E incluso algunos estudios sugieren que estimulan el sistema inmunológico para luchar contra el cáncer.
Dice la leyenda que María Callas logró adelgazar tantísimo porque se había tomado unos huevos de tenia (taenia saginata) para que se desarrollara en su intestino y perder peso. No es bueno. Al parecer, el gusanito habitante come la comida que se ingiere, pero también los minerales y nutrientes, lo que puede causar anemia. Otra de las contraindicaciones de hospedar el parásito es que la tenia puede crecer sin control y alcanzar varios metros de longitud. ¿Imaginan la sensación de sentirla moverse por las tripas y que de repente, como pasa en los perros, se asome por el tubo de escape? «¡Hola!». De nuevo, el saludo.
A la tenia se la solía desahuciar con yoduro no radiactivo y laxantes, pero también resultaba peligroso para el paciente. Ahora hay medicamentos más eficaces y seguros para librarse de los parásitos. La ivermectina, por ejemplo.
En cualquier caso, el adelgazamiento por tenia de Callas (pasó de 100 kilos a 64) nunca se ha confirmado. Cuenta su cocinera, Elena Pozzan, que tanto ella como su señora se infectaron con la tenia por comer carne cruda. La soprano seguía una dieta a base de proteínas que, paradójicamente, está muy de moda en nuestros días. (Por cierto, si el Ozempic no les basta, comprar una tenia por internet cuesta 1.500 euros).
Parásito es una palabra despectiva. Como lo es referirse a los de la paguita, expresión habitual en la jerga de cierta derecha cenu(cienta) que puede llegar a ser ofensiva para esas personas que sí que necesitan el ingreso mínimo vital.
Los parásitos, a veces, son multimillonarios. Como las paguitas. De momento, nadie ha hecho un estudio sobre cuánto dinero mueve la industria de la bondad inane, un gasto inútil ahora que sabemos que el DEI (los objetivos de diversidad, equidad e inclusión) que servía de presentación para muchas compañías no es rentable salvo en el abrevadero de la imagen pública y subvenciones. Recuerden esas empresas que se jactaban de tener consejeros LGTBQ+, pero despedían a los mayores de 50, como si eso no fuera excluyente.
Esta misma semana, McDonald’s y Meta (la compañía que engloba Facebook, Instagram y WhatsApp) han anunciado que reducirán los equipos de DEI, siguiendo la estela de Amazon, Walmart, Ford, Toyota, Harley-Davidson y John Deere. Y una de las primeras órdenes que firmó Donald Trump fue que despidieran (con indemnización) a todos los trabajadores de los departamentos de DEI. También paralizó cualquier ayuda o subvención pública en este campo. Dice que es una de las avanzadillas de lo woke. Por otro lado, quien vive de la injusticia no hace buen negocio erradicándola.
A todo esto, sigue sin quedar claro qué parásitos son buenos o malos.