¿Alguien se imagina lo que suponen 27 años haciendo el mismo programa cada Nochebuena? Pues esos son los años que Telepasión lleva acompañando la cena de Nochebuena de los españoles. ¿Histórico? Desde luego; ¿Necesario? Por supuesto; ¿Insoportable? Para algunos; ¿Único? Para muchos. Telepasión es como el vestido de Cristina Pedroche, se le ama y se le odia a partes iguales, pero ya forma parte de la cultura navideña de España.
Para algunos, ver bailar y cantar a 120 de las estrellas que forman parte de RTVE es el horror. Para otros, desde hace años la gran mayoría, es lo mejor que puede dar la televisión en estas fechas. Por unos y por otros existe Telepasión. ¿Qué sería de esa cena de Nochebuena sin la discusión entre hermanos de lo mal que canta, baila o hace el pino puente tal o cual presentador? ¿Qué sería de la cena de Nochebuena sin la abuela pidiendo a los nietos que se callen porque quiere ver a los actores deLa Promesa cantar y bailar "Nada fue un error"? ¿Qué sería de todos nosotros sinTelepasión? Sería una Navidad a medias, una Nochebuena triste, sin alegría, sin bilis, sin tema de conversación.
Este año, como ya lo hicieran el año pasado, Patricia Conde y Aitor Albizua reunieron a sus familias para cenar en Nochebuena y ver Telepasiónjuntos. Pero la cena se complicó hasta que se descubrió la gran mentira. Mucho humor y situaciones surrealistas en una cena disparatada. Telepasión 2024: La gran mentira reunió anoche a más de 120 profesionales de RTVE en la edición con más participantes de la historia y con... David Broncano, LalaChus y el resto de La Revuelta. Ese fue el gancho para muchos: ver cómo David Broncano se desenvolvía en una situación en la que lo que se dice cómodo no estaba.
Fue rápido y limpio, como se suele decir en los Sanfermines. Una breve aparición al inicio de Telepasión, interpretando "El fin del mundo", donde la que lo disfrutó de verdad fue LalaChus. Ya se sabía. Telepasión era uno de los sueños de LalaChus al aterrizar La Revuelta en La 1. ¿El sueño de David Broncano? Ni de broma. Si hubiera que decir por qué lo hizo, seguramente la respuesta sería... Por LalaChus. Y aunque los espectadores esperaban un número solo de La Revuelta, no se pueden pedir peras al olmo. Con una breve aparición era más que suficiente. Lo de ponerse a cantar, bailar y demás no es lo suyo. Ya lo dijo él en su momento. La Revuelta y David Broncano habían cumplido con una de las obligaciones de ser una de las estrellas de la Televisión Pública. No le quedaba más remedio. Bastante que lo intentó. Y todavía quedan las Campanadas...
David Broncano, el cebo de Telepasión
David Broncano fue el cebo y lo de después fue la Telepasión de siempre, la que ha ido evolucionando con los años porque cambian los rostros, pero la que desde hace casi 30 años es siempre lo mismo. La televisión es costumbre. Si el público está acostumbrado a que después del mensaje del Rey llega Telepasión, no se puede cambiar. ¿Qué se podría emitir en su lugar? ¿Una película? ¿Una ristra de actuaciones enlatadas? ¿Un karaoke? (Eso mejor para Nochevieja). La Nochebuena no es Nochebuena sinTelepasión, y te guste o no te guste es una tradición, además una tradición necesaria.
De ahí, (y también por David Broncano) que las redes sociales se llenasen anoche de comentarios favorables al especial presentado por Aitor Albizua y Patricia Conde (a Dios gracias que les tenemos a los dos para Telepasión). Todo lo que toca David Broncano, esté bien, mal o sea medio pensionista, triunfa, y es aplaudido como si hubiera descubierto El Dorado, la ciudad de oro. La realidad es que David Broncano fue uno más y no fue el mejor de anoche. Ahí estuvo Paula Vázquez y Adriana Abenia con su interpretación de Waterloo. ¡Eso sí son ganas! Ahí estuvo Aitor Albizua y Patricia Conde con ese apoteósico final al ritmo de Somebody to Love. Ahí estuvo Ramón García y la vaquilla de El Grand Prix. Ahí estuvo Lydia Lozano a punto de bailar su famoso Chuminero. ¿Qué más se puede pedir?
Mucho decimos de lo que tiene que dar una televisión pública, pues un programa como Telepasión, aunque parezca una gran mentira, aunque a algunos les pueda parecer casposo, de otra época, es también televisión pública. Es implicar a sus presentadores estrella, es exponerse, es crear Navidad, es formar parte de algo. Es, en definitiva, la manera que RTVE tiene de decir que en Navidad lo prometido es deuda.
Hace años era el mensaje del Rey, Telepasióny después el especial de Raphael o de Rocío Jurado cantando sus grandes éxitos y, por supuesto, el famoso Tamborilero. Esto último ya queda para el recuerdo. De lo primero, siempre. La Nochebuena en la que no estéTelepasión será una Nochebuena descafeinada. No habrá abuelas pidiendo silencio, no habrá cuñados protestando, no habrá niños cantando al ritmo de "los de la tele". Que faltaron presentadores, por supuesto, pero los que estuvieron hicieron laTelepasión de siempre, la costumbre, la tradición. No es fácil ser el entrante de la cena de Nochebuena. Telepasión lo es.
La apoteosis navideña de Estopa (y Grison)
Porque después, el primer plato, el segundo y el postre desde hace años corre a cargo de la música con especiales que dejan mucho más que un buen sabor de boca. Anoche, el mérito fue de Estopa, y solo se puede decir que "¡olé, olé y olé!". El premio Ondas a su trayectoria musical no podían defraudar, y no lo hicieron.
RTVE puso el broche de oro a los 25 años de carrera en el que los hermanos José y David Muñoz llevan repartiendo Estopa a diestro y siniestro. Anoche también la repartieron. Como siempre, siendo como siempre han sido, de barrio, de los que podrían estar en cualquier mesa de Nochebuena de cualquier casa humilde. Anoche estuvieron con un concierto televisado de grandes éxitos en el que compartieron escenario con algunos de sus grandes amigos: Lola Índigo, Paul Thin -sí, el de OT-, con Manuel Carrasco, con Amaral y con una estrella inesperada: Grison.
Si en Telepasión el equipo de La Revuelta salió poco, en el especial de Estopa, Grison tuvo su gran papel, más de 10 minutos de tres colegas en un bar -no podía ser de otra manera- como si la tele no existiera, como si no fuera Navidad, como siempre. Porque el secreto de Estopa es que son auténticos, es que llevan 25 años siendo los de siempre, con su Seat Panda -presente también en el especial de anoche en medio del plató-, con "a raja de su falda", con Camarón, con... Todo.
¿Se puede pedir más? Sí, Love Actually, pero ya estaba en otro canal (Cuatro). Porque la televisión en Navidad es esto, es Telepasión, es música, es compañía, es algo que se escucha de fondo, pero que se necesita. No es lo mismo una cena de Nochebuena si la televisión está apagada. Así que demos gracias al Señor por tenerTelepasión (y a Estopa).