CRÓNICA
Drama médico

Sergio, fallecido tras ponerse un solo parche de fentanilo: "A mi marido lo atendieron siete minutos en Urgencias y lo mandaron a casa. Hora y media después estaba muerto"

Un juzgado de Lebrija, en Sevilla, ha abierto diligencias para investigar la muerte de Sergio Paradas a causa de un edema agudo pulmonar. Su médico de cabecera le prescribió parches de fentanilo para combatir los dolores que sufría por dos hernias discales. Murió 18 horas después de pegarse a la piel el primero de esos "malditos" parches

Karen Gutiérrez es la viuda de Sergio Paradas. Atendió a 'Crónica' en el despacho de su abogado, Francisco Cabral. Por momentos, la mujer rompió a llorar mientras le relataba al reportero lo acontecido con su marido.
Karen Gutiérrez es la viuda de Sergio Paradas. Atendió a 'Crónica' en el despacho de su abogado, Francisco Cabral. Por momentos, la mujer rompió a llorar mientras le relataba al reportero lo acontecido con su marido.GERMÁN MESAARABA PRESS
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Aquel viernes, el pasado 21 de febrero de 2025, Sergio Paradas Salazar, de 46 años, ya no aguantaba más el dolor que le provocaban las dos hernias discales que tenía. Meses atrás, Sergio había tenido un accidente con el coche. Conducía su mujer, Karen. Otro vehículo se saltó una señal de stop y acabó impactando de manera frontolateral contra el coche en el que ambos circulaban. Ese golpe agravó la dolencia que Sergio arrastraba en la espalda desde hacía años. Recibió la baja laboral y tuvo que empezar a someterse a continuas sesiones de rehabilitación. Pero aquel viernes el dolor ya le resultaba insoportable.

A mitad de mañana, Sergio le comentó a su mujer que, después de solucionar un par de cosas rutinarias, tenía pensado acercarse al ambulatorio para que le viera su médico de cabecera. Decidido, Sergio acudió al ambulatorio de El Cuervo, el pequeño pueblo de la provincia de Sevilla donde vivía junto a su mujer y sus dos hijos. La doctora le recetó Durogesic Matrix, un potente opiáceo contra el dolor agudo. Se trataba de cinco parches de 75 microgramos de fentanilo. Tenía que pegarse uno en la piel cada tres días, así notaría alivio. Además, debía anotar la fecha en la que se ponía cada uno de ellos. El primero (y único) fue ese 21 de febrero de 2025. Sergio lo escribió con bolígrafo en la caja que contenía el medicamento.

Al salir del ambulatorio, Sergio pasó por la farmacia, compró el fármaco, volvió a su casa y le contó a Karen que su médico le había recetado fentanilo. Karen se estremeció al escuchar la palabra. Lo que se contaba desde hacía meses en las noticias acerca de ese medicamento que algunos consumían como droga y los dejaba zombies, siempre le había provocado mucho miedo. Ahora lo tenía ahí, en lo alto de una mesa, y no acababa de creérselo. Pese a todo, transigió en que su marido se pusiera aquellos «malditos» parches. Le recomendó comer antes, para que no tuviera el estómago medio vacío.

Sergio hizo caso a Karen. Después de almorzar, a las tres de la tarde, Sergio se pegó en una de sus muñecas, junto a las venas, uno de aquellos parches. Pero a la mañana siguiente, cuando aún no habían transcurrido ni 18 horas desde que el fentanilo comenzó a hacer efecto en su cuerpo, Sergio apareció muerto en el sofá de su casa. Sobre las 07.30 horas, Karen bajó a ver cómo estaba y vio que no podía abrir los ojos. La médico que llegó en una ambulancia no pudo hacer nada para salvarlo. Una comitiva judicial llegó después para levantar el cadáver.

Durante esas casi 18 horas, Karen había llevado de nuevo a Sergio, de madrugada, al ambulatorio de El Cuervo. El doctor que le atendió señaló en su informe que el paciente presentaba un cuadro clínico con «vómito oscuro» y «cianosis en los labios». [La cianosis es la coloración azulada o morada que se produce por la falta de oxígeno en la sangre. Es un síntoma de posibles enfermedades cardíacas o respiratorias]. Allí le administraron metroclopramida intramuscular con el objetivo de que las náuseas remitieran.

A las 05.19 horas del sábado 22 de marzo, desde el ambulatorio de El Cuervo lo derivaron «para observación y tratamiento» por posibles «efectos adversos» del fentanilo a las Urgencias del Hospital de Alta Resolución de Lebrija (Sevilla), un pueblo vecino a nueve minutos en coche. En aquel centro médico consideraron que Sergio no presentaba un cuadro clínico preocupante, en base a la documentación a la que EL MUNDO tiene acceso. En el informe de alta se le recomienda «retirar» el uso de ese opioide y, «en caso de retomarlo, en dosis bajas inicialmente».

Sergio Paradas Salazar tenía 46 años cuando murió, el 21 de febrero de 2025.
Sergio Paradas Salazar tenía 46 años cuando murió, el 21 de febrero de 2025.

«En el hospital de Lebrija sabían que le estaba sentando mal el fentanilo porque ya se lo advertía el informe del médico de El Cuervo, pero no hicieron nada, absolutamente nada», denuncia Karen Gutiérrez. «Durante la noche yo le había quitado el parche a mi marido porque me di cuenta de que no estaba bien. Le costaba caminar, estaba pálido, tenía náuseas, sudaba muchísimo... Pero en las Urgencias del hospital de Lebrija nos dijeron que nos volviésemos a casa y que le dejásemos descansar. "Se le irá pasando el efecto con el paso de las horas, no se preocupe. Lo mejor es que descanse y que duerma", me dijeron. Le midieron la tensión, el oxígeno en sangre, pero poco más. Estuvieron con él siete minutos contados, no lo atendieron ni uno más ni uno menos. Lo vio un médico a las 5.30 horas de la madrugada del sábado. A las 05.37 recibió el alta. Sobre las seis llegamos a casa. Me acompañó en todo momento mi cuñado, uno de los hermanos de Sergio, él fue testigo de todo. Ya de vuelta, dejé a mi marido durmiendo en el sofá de la planta baja. Yo me subí a nuestra cama, aunque estaba preocupada y no pude dormir. Hora y media después ya estaba muerto».

Tras el fallecimiento de Sergio Paradas Salazar, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Lebrija ha abierto diligencias penales para investigar si fue víctima de una negligencia médica. En esa batalla, la legal, en tratar de demostrar que con su marido «algo se hizo mal», anda ahora Karen.

EDEMA PULMONAR EN "EL CONTEXTO DE TRATAMIENTO OPIOIDE"

El forense apunta en su informe de autopsia del fallecido a una posible muerte por el consumo de ese fármaco: «Los antecedentes del caso y hallazgos de la autopsia macroscópica orientan a que la muerte es secundaria a un edema agudo de pulmón en el contexto de inicio de tratamiento opioide». Sergio se ahogó en su propio líquido interno, venía a decir el especialista, y presumiblemente su óbito esté relacionado con el consumo de los parches de fentanilo.

El abogado de Karen es Francisco Cabral Sánchez, cuyo despacho está en Trebujena (Cádiz). El letrado atiende al reportero de Crónica en presencia de la viuda. «Aquí hay muchas cosas por esclarecer, sin ánimo de acusar a nadie de nada por el momento, pero sí con la voluntad de conocer la verdad y llegar hasta donde haya que llegar, porque aquí hay una persona muerta», afirma Francisco Cabral.

«Lo primero es saber si su médico de cabecera está legitimado o no para prescribir una dosis tan alta de fentanilo. Los parches de 75 microgramos, hasta donde yo sé, son una dosis muy alta, tratándose de la primera vez que se le prescribían a Sergio. Además, Sergio tenía pendiente recibir la cita médica para pasar por la Unidad del Dolor en el Hospital de Valme, en Sevilla, donde se le iba a hacer un estudio con el fin de ponerle un tratamiento para paliar los dolores que sufría», añade el abogado. «Por otro lado, lo que yo veo en este caso es que la intuición de una viuda, sin ser ella médico, hizo mucho más que otros. Ella fue la que, a las tres de la madrugada del sábado, viendo el deterioro de su esposo, que ya no se sostenía en pie, le retiró aquel maldito parche. Ella fue la que decidió, dos horas después, llamar a su cuñado y llevar juntos a Sergio hasta el ambulatorio de El Cuervo. Allí, a priori, sí aciertan con el diagnóstico y actúan de manera correcta. Lo derivan a un centro hospitalario con más recursos para tratar al paciente. Pero, nadie sabe por qué, en las Urgencias de Lebrija lo despachan en siete minutos. La realidad es una: Sergio murió al poco de volver a casa. Aquí algo ha fallado, algo se ha hecho mal. Y la viuda quiere saber quién o quiénes tienen la culpa, si es que existiera, que eso es lo que también quiere conocer el juez».

"NO COMO PRIMERA OPCIÓN"

Agustín Mendiola de la Osa es el coordinador de la Unidad de Dolor del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid. También es el vicepresidente de la sección de dolor de la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapia del Dolor (SEDAR). A preguntas de Crónica, este anestesista señala que «el uso del fentanilo en pacientes con dolor severo no debe considerarse la primera opción terapéutica».

Caja de fentanilo que le recetaron al hombre fallecido.
Caja de fentanilo que le recetaron al hombre fallecido.CRÓNICA

Mendiola añade que este tipo de terapias deben «reservarse» para aquellos pacientes que, al menos, «hayan seguido previamente un tratamiento con fármacos del primer escalón y segundo escalón, mucho menos agresivos», como los analgésicos o los antiinflamatorios no esteroideos.

«El uso de estos fármacos suele estar protocolizado por los comités o unidades de dolor de cada hospital», explica el galeno. «No obstante, cada médico tiene libertad para prescribir el tratamiento que considere más adecuado para cada paciente. Así, el médico de un centro de salud rural en Galicia o Castilla-La Mancha dispone del mismo margen para prescribir que el jefe de una unidad del dolor en el hospital más prestigioso del país».

Sobre los efectos adversos del consumo de fentanilo para fines médicos, Mendiola admite que ya están recogidos en numerosos estudios, pero matiza: «Estos efectos presentan una gran variabilidad entre individuos. En la actualidad ya existen estudios farmacogenéticos que permiten elaborar perfiles personalizados para identificar incompatibilidades y estimar la tolerancia individual a determinados medicamentos».

Cuestionado acerca de si los pacientes a los que se les prescribe fentanilo firman algún tipo de consentimiento, el anestesista explica: «En España existe un consentimiento informado específico para el uso de opioides potentes, elaborado por la Sociedad Española del Dolor. A pesar de ello, su uso no está todavía ampliamente extendido en la práctica clínica diaria».

Sergio Paradas tenía dos hijos, un niño de ocho años y otra de 14. El día que él murió, su crío pequeño jugaba un partido de fútbol, horas más tarde. Ahora, cada vez que mete un gol, el chaval junta sus manos formando un corazón y lanzándolas hacia el cielo. Es la forma que tiene de dedicárselos a su difunto padre.