- Televisión La Favorita 1922, la serie "faraónica" que une a Mediaset con Bambú: "No ha sido un camino fácil"
Es difícil de explicar lo que ocurre cuando alguien se acerca a Verónica Sánchez. La actriz transmite una sensación de cercanía que conecta directamente con el lado del cerebro que controla las emociones y se genera un vínculo imposible de dilucidar. Dicen sus compañeros y amigos que es todo corazón. Dicen quienes han trabajado con ella que es "muy complicado" encontrar a "alguien tan incansable y con un corazón tan enorme" como el suyo. Sólo hacen falta cinco minutos con ella para darse cuenta de que la afirmación es la verdad
Sonríe, se pone colorada y se emociona cuando le hablas de ello. Porque, tal vez, ese corazón de Verónica Sánchez del que todos hablan se deba en una pequeña parte a su humildad. "También a mis padres", interrumpe emocionada. "Cuando mis compañeros perciben eso de mí me sorprende porque supongo que piensas que es lo normal", asegura. "Para mí es una de las cosas más bonitas", e insiste, "se lo agradezco mucho a mis padres".
Mañana, Verónica Sánchez llega de nuevo a la pequeña pantalla con una serie que para ella tiene un significado muy especial. La Favorita 1922 (Telecinco. 23.00 horas) es de esas series que te puedes sentar a ver en familia, con tu manta y tu pijama, sólo por el hecho de disfrutar, sin más. Sin embargo, detrás de esta serie, producida por Bambú Producciones, y creada por Ramón Campos bajo la producción ejecutiva de Josep Císter, padre de La Promesa y Valle Salvaje, hay mucho más que sólo entretenimiento. Hay una manera de contar y de crear personajes femeninos que, aunque no debería sorprender en los tiempos actuales, sigue sorprendiendo. Tanto es así, que en La Favorita 1922 las protagonistas son cinco mujeres que construyen su vida, con sus errores y sus aciertos, por ellas mismas, sin que un hombre les diga lo que hay que hacer o por dónde tienen que ir. "Cinco mujeres valientes, cada una con su personalidad, pero que todas huyen de algo, ya sea un matrimonio con un hombre maltratador, como es el caso de Elena, mi personaje, o el de Maribel Salas (Lourdes Mendieta), que huye del clasismo; o el personaje de Andrea Duro (Ana Ferrer) que es el de una mujer que no siempre es comprendida por su libertad, ni siquiera por otras mujeres. Es juzgada también por ellas, por nosotras, y es un ejemplo de que nosotras también nos tenemos que deconstruir. Andrea representa a esas mujeres juzgadas por las propias mujeres", afirma.
Porque para esta actriz, los personajes tienen que contar y las ficciones tienen que servir para mostrar algo. "No tiene que ser algo moralizante", pero sí tiene que servir. A Verónica Sánchez no le valen esos papeles de estar por estar, de mujer florero, de figurita perfecta, ella necesita tirar de "aristas", de "imperfecciones" porque para ella en la imperfección de las mujeres está la perfección.
Esta serie, rodada el año pasado durante el tiempo que dura un embarazo, no es sólo el regreso de Bambú Producciones a Telecinco 17 años después, sino que es también volver a la esencia de la productora, a Velvet, a Gran Hotel, a Las Chicas del cable, a esas ficciones que sirven de retrovisor para mirar al pasado y ver lo que hemos conseguido. Es irremediable preguntarle a Verónica Sánchez si siendo ella la capitana de este barco, la imagen que se ve a través del retrovisor de La Favorita 1922 muestra una bonita imagen. Spoiler: es más bonita la que se muestra mirando al frente.
- ¿Crees realmente que hemos evolucionado lo suficiente?
- Creo que hemos evolucionado muchísimo, lo suficiente... Claramente, no, a la vista están las noticias. Los datos de violencia machista de nuestro país, los países en las que las mujeres no tienen los mismos derechos que los hombres... Es cierto, que en nuestro caso, en nuestro país y sociedad, sí que noto mucha evolución. A nivel político, social y penal estamos mucho más protegidas. La Ley Integral contra la Violencia de Género de 2004 cambió muchas cosas. Ya no necesitas que tu marido o tu padre te den permiso para abrirte una cuenta bancaria o para irte de viaje. Claro que hemos evolucionado, pero La Favorita es un ejemplo de que todavía necesitamos la ficción para seguir demostrando la fortaleza de las mujeres.
A las nuevas generaciones hay que contarles que esto no siempre fue así, como ellos y ellas se lo han encontrado
Porque si algo tiene claro es lo que supone su profesión y lo importante que es que las ficciones sirvan de "espejo", porque "siempre necesitamos referentes". Especialmente, afirma, "para las nuevas generaciones", pues hay que contarles "que esto no siempre fue así, como ellos y ellas se lo han encontrado". Cuenta la actriz que muchas veces cuando son periodistas jóvenes los que la entrevistan, siempre le llama la atención cómo se sorprenden de que se pueda contar la historia de mujeres fuertes, valientes o emprendedoras en épocas en las que para ellos no era normal encontrarse mujeres así. "¿Sabes lo que siempre les digo? Que claro que era normal que hubiera mujeres así, que esas mujeres existían como existen ahora, pero que otra cosa es que nos las dejasen ser como eran. Claro que existieron. Las mujeres no nos hemos empoderado a partir del 2015", dice contundente.
Y es que para ella el conocer el pasado de su país -aquella frase de que el país que olvida su pasado corre el riesgo de revivirlo- es clave para entender por qué es tan importante personajes y series en las que se muestren las realidades de ahora, pero también las de antes, porque por ellas hoy somos como somos.
- ¿Qué tiene que tener un papel para que lo interprete Verónica Sánchez?
- A estas alturas de mi vida yo hay cosas que no quiero. No quiero una interpretación sin más porque me aburro y sé que el espectador también se va a aburrir. Yo no quiero una mujer, un personaje plano que esté obligado a ser perfecta. No quiero una mujer que sea la acompañante de la historia de un hombre. No quiero una mujer florero. Me gustan las mujeres, los personajes con todas las aristas posibles, cuanto más imperfectas mejor. Que cuenten una historia. No quiero decir con esto que tenga que ser la protagonista, los personajes secundarios son un regalo, sino que tienen que tener chicha, que el personaje no esté simplemente porque tiene que aparecer. Yo quiero jugar con él, que me haga crecer y que pueda mostrar algo.
El otro día, durante el rodaje de su nuevo proyecto, le vistieron de nuevo de época, pero más atrás de 1922. Cuando se vió, se miró y se acordó de sus dos abuelas, "las dos tan distintas entre sí", pero tan importantes. Las tiene muy presentes, igual que a su padres, a los que no sólo debe ese corazón que todo el mundo destaca, sino "la educación que me han dado". Según ella, es lo que es por ellos, porque "me han educado y me lo han inculcado".
De repente, mientras habla de sus padres, le viene a la mente una frase de Bertrand Russel, el cual aseguró que "el top de las cualidades en el ser humano son la inteligencia y la bondad, pero conjuntamente". Reitera lo de "conjuntamente" porque por separado "da lugar a cosas terribles". "Cualquier artefacto de una guerra es el ejemplo de la inteligencia sin bondad. Y del otro lado, recuerdo la peste negra de la Edad Media y los miles de personas que murieron porque se refugiaron en Iglesias, sin ventilación, para ayudar a los enfermos. Todo el mundo enfermaba y moría. Eso es la muestra de bondad sin inteligencia. Las dos cosas tienen que ir de la mano y es algo que me parece precioso", asegura.

Tal vez sorprenda que mientras hablas de una serie donde su personaje, la marquesa de Valmonte, huye del maltrato y se une a cuatro mujeres que solas abrirán un restaurante, pueda contar historias de la Edad Media o citar a Bertrand Russel, pero es que Verónica Sánchez no deja de sorprenderte. Es de esas personas que a primera vista quiere y consigue pasar desapercibida, pero que cuando rascas un poco (tampoco demasiado) es fascinante. Adora la Historia, saber cómo hemos llegado al ahora, qué nos ha marcado, qué nos ha hecho así. "Ahora me he enganchado al programa A Fondo", que se emitía a mediados de los 70 en La 1. Le fascina porque en él se conocía a esos personajes que marcaron la cultura, la política, la sociedad... "Es que para mí es muy importante cuando interpreto recordar a mis abuelas, a las mujeres de mi familia, porque pienso que todas en mayor o menor medida fueron incomprendidas. Empezando por sus propias hijas", asegura.
- ¿Por las hijas?
- Quiero decir que el feminismo es algo que se conquista. Al principio, no te das cuenta de que no estás valorando todo lo que hace tu madre porque estás siendo educada en una sociedad no sólo muy machista sino también capitalista, en la que parece que trabajar fuera de casa y ganar dinero a través de ese trabajo es lo único que tiene valor social. Y cuando te das cuenta de ese trabajo silencioso, constante y desagradecido que tienen las madres, que sostienen una casa, con un sueldo pequeño, que combaten las enfermedades, que cuidan de sus mayores, concibes que la primera desagradecida con mi madre he sido yo. Y entonces vuelves la vista atrás y dices 'claro, mi abuela, mi tía'. empiezas a entender esas mujeres de la familia que estaban siempre como en un segundo plano. Empiezas a leer y empiezas a ser mujer en el mundo real.
Queremos continuar, pero Verónica Sánchez nos para. "Espera", nos dice. "Tengo a mi madre presente, sí, pero de una manera reivindicativa, aunque sólo me sirva a mí". Podemos seguir.
De joven era bastante inconsciente, pero no en el sentido de ser irresponsable, sino en que no era capaz de apreciar el cien por cien de lo que estaba viviendo
Verónica Sánchez no fue de esas actrices que comenzaron siendo niñas prodigio. Ella prefirió formarse y estudiar, y esperar a que le llegase su primera oportunidad. Fue con 25 años. En el año 2003 le vino todo de sopetón: Juliana, en la película de Fernando Colomo Al sur de Granada, por la que fue nominada al Goya como Mejor Actriz Revelación -tres nominaciones tiene sobre sus espaldas-, y Eva en la mítica serie de Los Serrano, su trampolín a la fama. Parece que no ha llovido tanto, pues 22 años no lo son, pero sí suponen mucha experiencia y mucho trabajo detrás. Si la preguntas que queda de esa Verónica de 2003 en la Verónica de ahora, la actriz lo tiene claro: "La ilusión, pero no la misma, sino que es que ha ido a más".
"De joven era bastante inconsciente, pero no en el sentido de ser irresponsable, sino en que no era capaz de apreciar el cien por cien de lo que estaba viviendo. La edad y la experiencia lo que te dan es que aumentan los radares y las antenas, y te anclas a la tierra. Es decir, estás más en el presente, en el momento y eso te lleva a que sea más capaz de disfrutar lo que hago.
- Hablabas antes de leer. Que importante es la cultura en todos los ámbitos, la lectura, el cine, las series, la pintura..
- A través de la cultura tenemos nuestro espejo. Nos contamos lo que somos. Como somos, nuestras realidades. Eso no quiere decir que la cultura siempre tenga que ser moralizante. La cultura, la ficción, cualquier tipo de manifestación artística no tiene porque tener una obligación moral. Simplemente el hecho de que generen un debate, una conversación, un relato o una prueba de vivencias anteriores es lo importante. La cultura nos explica a nosotros mismos y nos conecta entre nosotros. Además, te cura de muchísimos dogmatismos porque te das cuenta de diferente que podría ser tu vida si hubiera nacido en 1922 o en Bolivia, o en Washington o en Afganistán.
Y, efectivamente, terminamos la charla hablando de cómo sorprende a las nuevas generaciones ver a mujeres que ni siquiera podían abrir un negocio porque eran mujeres. Y de lo necesario que es saber de nuestra historia y la historia de otros, y del vínculo que se consigue con un libro, con una noticia en un periódico o con una serie cuando están bien escritos y bien contadas.

"Yo vi La Lista de Schindler con 13 años y pensé, y lo sigo pensando, que no había lección de Historia que a mí me pudiera llegar como me llegó aquella película. Había un abismo cuando llegabas al instituto y te contaban lo mismo. Como te golpeaba esa película a nivel emocional, cómo te hacía entender las cosas...". El corazón de Verónica Sánchez.