INTERNACIONAL
Guerra en Europa

Carne de cañón yemení y mercaderes de la muerte para el ejército ruso

Cientos de reclutas hutíes se unen desde hace dos meses a Rusia en Ucrania engañados por una trama proiraní. Kiev vuelve a usar los misiles de EEUU para destruir un radar y dos lanzaderas en Kursk

Nuevos reclutas, en San Petersburgo.
Nuevos reclutas, en San Petersburgo.GETTY
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Los contornos de los dos grandes conflictos del momento, alejados en distancia, protagonistas e intereses comienzan a difuminarse. Desde Yemen, uno de los escenarios de la guerra de Oriente Próximo, está llegando carne de cañón a la invasión de Ucrania. Son reclutas hutíes, una milicia armada y financiada por Irán, reconocida como «terrorista» por parte de Estados Unidos y protagonista de ataques y secuestros de barcos en el estrecho de Ormuz.

De momento son cientos los que ya combaten en suelo ucraniano y, por tanto, europeo, según la exclusiva del diario Financial Times, que ha hablado con algunos de ellos. Los hutíes llegaron a Rusia con la promesa de trabajar en la fabricación de drones y hacer otras labores en obras públicas a cambio de una paga equivalente a 2.000 dólares mensuales, un bono de 10.000 dólares y la promesa de recibir la ciudadanía rusa. Pero era un engaño a través de la empresa Al Jabri General Trading & Investment. Todos han sido reclutados a la fuerza. Hay incluso imágenes de estos hombres, algunos de ellos con experiencia militar y otros, simples civiles. Estos movimientos suponen un golpe al tablero geopolítico mundial con consecuencias desconocidas.

Estas fuerzas se unen a miles de mercenarios indios, nepalíes, cubanos, colombianos, centroafricanos y sudaneses que, igual que los 12.000 norcoreanos enviados por Pyongyang, ya combaten con el ejército ruso. Según este mismo diario, el enviado especial de Estados Unidos para Yemen, Tim Lenderking, confirmó que Rusia está buscando activamente contactos con los hutíes y discutiendo transferencias de armas. «Sabemos que hay personal ruso en Saná que está ayudando a profundizar este diálogo», afirmó.

Sin líneas rojas

El movimiento de Moscú confirma dos cosas: primero, que para el Kremlin es cada vez más difícil reclutar en la Federación Rusa y que tiene que recurrir a estos extranjeros para mantener el impulso en todos los frentes antes de que llegue la posible tregua de la que habla Donald Trump. Esta semana la inteligencia occidental elevó la cantidad de bajas rusas a 700.000 entre muertos y heridos. Y segundo, que el régimen de Vladimir Putin no se pone ningún límite escalatorio y permite acuerdos con grupos armados que hubieran sido impensables antes de la guerra.

En los primeros días de la invasión Bashar Asad prometió enviar militares a Rusia de sus propias fuerzas, pero su número debió ser testimonial porque no existe ningún registro de cadáveres sirios o prisioneros de guerra de ese país. Eso convierte a los hutíes de Yemen en la primera fuerza de combate llegada de Oriente Próximo.

¿Qué obtienen los hutíes a cambio de este envío de personal a la guerra de Ucrania? Según publica la revista Foreign Policy, Rusia ha vuelto a poner en liza al infame traficante de armas ruso Viktor Bout, conocido como el «mercader de la muerte» e intercambiado como preso de EEUU por la baloncestista estadounidense Brittney Griner en diciembre de 2022. Su nueva misión es armar a los hutíes, una acción peligrosa que podría tener consecuencias sobre el tráfico marítimo en el golfo de Omán, por el que transcurre el 20% del crudo de todo el planeta. Si esta milicia proiraní usara ese armamento para atacar petroleros, la disrupción podría hundir la economía mundial a la que vez que aumentaría el precio del petróleo, algo que acabaría beneficiando a Rusia. The Wall Street Journal tuvo acceso este pasado verano a los mensajes de inteligencia entre rusos y hutíes para facilitar sus ataques en el mar Rojo. Moscú, que ha comprado miles de drones Shaheed y misiles balísticos a Teherán, tiene una relación cada vez más sólida con el país de los ayatolás.

Todas estas medidas escalatorias de Rusia tienen su reflejo automático en el otro bando. Cada vez es más evidente que Corea del Sur responderá enviando armamento a Ucrania para que se defienda de los soldados que ha mandado Kim Jong-un desde Pyongyang. Ayer Moscú aseguró que esta cesión de armas de Corea del Sur a Kiev «destruirán por completo» las relaciones entre Moscú y Seúl.

Dos yemeníes en una distribución de comida en Saná (Yemen).
Dos yemeníes en una distribución de comida en Saná (Yemen).REUTERS

Ucrania tampoco afloja e ignora por completo las amenazas nucleares de Putin, definidas en el lanzamiento del misil con capacidad atómica que cayó en Dnipro. Ayer volvió a usar cinco misiles ATACSM de EEUU para arrasar una base aérea en Khalino (Kursk) y destruir un radar y dos lanzaderas de misiles antiaéreos S400, los más sofisticados del arsenal ruso. Además, según la agencia Reuters, Washington prepara un nuevo envío de armas a Kiev que incluye un nuevo tipo de misiles: los JASSM, o sea, de crucero con una autonomía de unos 350 kilómetros y mucho más difíciles de detectar por los radares al volar muy bajo. Este nuevo proyectil se uniría a los ATACSM y los francobritánicos Storm Shadow, lo que para el Kremlin, dentro de su propia lógica, volvería a ser considerado una escalada.

Mientras, la guerra sigue con las mismas dinámicas que las últimas semanas. Rusia avanza de aldea en aldea en el Donbás mientras que Ucrania resiste sin retroceder en Kursk, una pieza clave en las hipotéticas negociaciones que Trump puede impulsar y que todos esperan.